Queridos hermanos y hermanas,
Sigo con gran atención los trabajos de la Conferencia sobre el
clima en curso en París, y me vuelve a la mente una pregunta que hice en la
encíclica Laudato si ''¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan,
a los niños que están creciendo?'' (n. 160). Por el bien de la casa común, de
todos nosotros y de las futuras generaciones, en París todo el esfuerzo debe
estar dirigido a la mitigación de los impactos de los cambios climáticos y, al
mismo tiempo, a contrastar la pobreza para que florezca la dignidad humana.
Recemos para que el Espíritu Santo ilumine a todos los que están llamados a
tomar decisiones tan importantes y les dé el coraje de tener siempre como
criterio de elección el bien mayor para la familia humana.
Mañana se celebra el quincuagésimo aniversario de un
acontecimiento memorable entre católicos y ortodoxos. El 7 de diciembre de
1965, en la vigilia de la conclusión del Concilio Vaticano II, con una
Declaración común del Papa Pablo VI y del Patriarca Ecuménico Atenágoras, se
eliminaban de la memoria las sentencias de excomunión intercambiadas entre la
Iglesia de Roma y la de Constantinopla en 1054. Es realmente providencial que
aquel gesto histórico de reconciliación, que ha creado las condiciones para un
nuevo diálogo entre ortodoxos y católicos en el amor y la verdad, sea recordado
precisamente en el inicio del Jubileo de la Misericordia. No hay un auténtico
camino hacia la unidad sin un pedido de perdón a Dios y entre nosotros, por el
pecado de la división. Recordemos en nuestras oraciones al querido Patriarca
Ecuménico Bartolomé y a los demás jefes de las Iglesias ortodoxas, y pidamos al
Señor que las relaciones entre católicos y ortodoxos se inspiren siempre en el
amor fraterno.
Ayer, en Chimbote (Perú), fueron proclamados beatos Michael
Tomaszek y Zbigniew Strzałkowski, Franciscanos Conventuales, y Alessandro
Dordi, sacerdote fidei donum, asesinados por odio a la fe en 1991. Que la
fidelidad de estos mártires en el seguimiento de Cristo dé la fuerza a todos
nosotros, pero especialmente a los cristianos perseguidos en diferentes partes
del mundo, para dar testimonio valiente del Evangelio.
Saludo a todos ustedes, peregrinos que han venido de Italia y de
diversos países; ¡hay muchas banderas! En particular al coro litúrgico de
Milherós de Poiares y a los fieles de Casal de Cambra, Portugal. Saludo a los
participantes en el Congreso del Movimiento de Compromiso Educativo de Acción
Católica, a los fieles de Biella, Milán, Cusano Milanino, Neptuno, Rocca di
Papa y Foggia; a los confirmandos de Roncone y de Settimello, a la Banda de
Calangianus y al Coro de Taio.
Les deseo a todos un buen domingo y una buena preparación para el
inicio del Año de la Misericordia. Por favor no se olviden de rezar por mí.
¡Buen almuerzo y hasta la vista!
Traducción del italiano: Griselda Mutual, Radio Vaticana
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