miércoles, 21 de octubre de 2015

Un Sínodo dividido podría proponer al Papa una comisión de estudio para los divorciados vueltos a casar. Müller, hasta ahora en contra, defiende la comunión "en casos específicos"

Los círculos hispanoablantes, italianos y alemanes, a favor de "un movimiento generoso"

 Los 270 participantes con derecho a voto han sido repartidos en los círculos menores, en función del idioma utilizado, y cada uno de estos ha elaborado tres diferentes resúmenes con sus aportaciones, que servirán para redactar el documento final
El Sínodo se aproxima a su fin dividido aún sobre si se debe seguir negando sacramentos a divorciados y parece prevalecer la idea de que sea el papa quien decida finalmente o que incluso se deje el tema para futuras reuniones.
Según el tercero de los resúmenes de los diferentes grupos lingüísticos de los participantes del Sínodo publicado hoy y en el que se afronta esta cuestión, todo parece indicar que los padres sinodales evitarán tomar decisiones.

Los 270 participantes con derecho a voto han sido repartidos en los círculos menores, en función del idioma utilizado, y cada uno de estos ha elaborado tres diferentes resúmenes con sus aportaciones, que servirán para redactar el documento final que tendrán que aprobar con una votación el próximo sábado.

En uno de los grupos, de lengua francesa, se explica que sobre la situación de los divorciados vueltos a casar y respecto a su acceso a los sacramentos, se votó "mantener la disciplina actual".
En otro grupo, inglés, se explicó que "una mayoría, aunque sin consenso total, afirmó que se debe continuar con la práctica de la Iglesia en cuanto a la participación en la eucaristía de los divorciados y vueltos a casar por lo civil".

Otro grupo de obispos de lengua inglesa habla de la necesidad de la llamada "escucha reverente" para analizar cada tipo de problemática que se presente, pero evita tomar decisiones sobre los divorciados vueltos a casar y su admisión a los sacramentos.

Piden que el papa Francisco, "teniendo en cuenta el abundante material que ha surgido durante este proceso sinodal, considere el establecimiento durante el año jubilar de una Comisión Especial para estudiar la misericordia (...) en las circunstancias de las personas en las uniones irregulares".
En otro grupos de habla inglesa se explicó que "hubo poco entusiasmo" por la solución del llamado "camino penitencial" para que los divorciados vueltos a casar consigan su perdón, y se indicó que se necesita una "mayor estudio".
Por ello votaron de momento por reafirmar la actual la disciplina de la Iglesia.
Añadieron que sobre la comunión a divorciados, al tratarse de un asunto que toca a la doctrina, se tendría que abordar "en un concilio ecuménico, y no en un Sínodo".

Hubo un llamamiento para crear "una comisión para estudiar el tema de la comunión para los divorciados y vueltos a casar, para llegar a una mayor precisión teológica".
El grupo de padres sinodales italianos pide que, bajo la supervisión de un obispo o presbíteros, se pueda analizar cada caso de divorciados ante la imposibilidad de adoptar criterios generales.

Y en el grupo hispanohablante se afirmó que "no basta con hablar de caminos de misericordia y cercanía, sino que debe llegarse a propuestas concretas porque", si no, se van a "quedar en palabras bonitas pero vacías".
Este grupo fue el único que planteó "un movimiento generoso" respecto a los divorciados vueltos a casar y recordó que "no pueden ser padrinos, no pueden ser catequistas, no pueden dar clases de religión",
"Tenemos que dar muestras de que hemos escuchado el 'grito' de tantas gentes que sufren y gritan pidiendo participar lo más plenamente posible en la vida de la Iglesia", añadieron.
En otro grupo hispano se concluyó que lo único que se puede hacer es señalar al papa "las dudas y aciertos" que tienen "para que él pueda con la ayuda del espíritu, señalarle a la Iglesia y al mundo, la salvación de la que es portador".
Según los resúmenes publicados, todo parece indicar que los obispos han dejado de lado el tema de la acogida de la Iglesia a los homosexuales al considerar que no guarda relación con las cuestiones de la familia que aborda el Sínodo.
Explican que ha faltado tiempo para abordar la cuestión, que se necesita una reunión aparte e incluso algunos intervinientes piden que no se mencione en el documento final.
Por su parte, el cardenal alemán Gerhard Ludwig Müller, guardián del dogma, abogó a favor de conceder la comunión a los divorciados que se vuelven a casar en "casos específicos", una posición aperturista que sorprende por provenir de un prelado conservador.


En una entrevista publicada por la revista alemana Focus, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien hasta hace poco se oponía a toda apertura, aceptó la posibilidad de otorgar la comunión a los divorciados vueltos a casar tras "el examen de la situación personal y en casos específicos", dijo.

El prelado, líder del ala más conservadora, menciona también la posibilidad de poder acceder a los sacramentos, tanto la comunión como la confesión, "de acuerdo a la propia conciencia".
El teólogo alemán, cita un documento de Juan Pablo II de 1981, y recuerda que es importante "discernir las situaciones", entre aquellos que "han intentado salvar sinceramente" el matrimonio y los que "han sido abandonados injustamente".
También menciona a aquellos que por "una falta grave han destruido un matrimonio canónicamente válido", o "los que han contraído un segundo matrimonio (...) y sienten con conciencia que el matrimonio anterior (...) nunca fue válido".
Al basarse en un documento de Juan Pablo II, el prelado frena con anticipación toda crítica a su apertura en un momento candente para la jerarquía de la Iglesia, reunida en el Vaticano desde hace dos semanas para debatir sobre los retos de la familia moderna.
Leer el texto completo
Religión digital 

No hay comentarios:

Publicar un comentario