domingo, 11 de octubre de 2015

Monseñor Agrelo: "Las fronteras matan, aunque a veces finjamos ignorarlo".Tacha de hipócritas a los Gobiernos que "reciben a Cristo en la catedral y ponen cuchilas"

El arzobispo de Tánger (Marruecos), el español Santiago Agrelo (A Coruña, 1942), ha reivindicado la dignidad de las personas pobres, el papel social de la Iglesia ante la actual crisis de refugiados y ha advertido que "las fronteras matan, aunque a veces finjamos ignorarlo".
El clérigo franciscano, que ha visitado Barcelona esta semana para inaugurar el curso 2015-2016 del Centro de Estudios Cristianismo y Justicia, ha denunciado en una entrevista con Efe la "paradoja" que supone el hecho de que "los creadores de los problemas en Oriente Medio y en África" seamos "nosotros mismos", en referencia a los países occidentales.
Por eso, Agrelo, que entró en el noviciado de los franciscanos con tan sólo 11 años, ha acusado de hipocresía a los estados europeos, "que reciben a Cristo en la catedral y luego ponen cuchillas en la frontera".
El prelado, que estudió Filosofía, Humanidades y Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca y Liturgia en Roma, ha defendido que "no somos ni debemos ser los encargados de exportar la democracia" porque eso sólo "desestabiliza naciones", y ha reprochado que "se vaya salvando el mundo llenándolo de víctimas".
Como arzobispo de Tánger, cargo en el que fue nombrado en 2007, ha descrito elcontinente africano como un lugar donde las naciones occidentales "explotan los recursos en su favor" con el objetivo de llevar "una vida de señores" que, asegura, "es lo que los africanos nos envidian, y por eso vienen para aquí".
Concretamente, y en relación con su experiencia en Marruecos, monseñor Agrelo ha explicado que cuando bendice a los emigrantes que emprenderán el viaje hacia Europa siente que, más bien, les está "dando la extremaunción".
Agrelo se ha mostrado muy crítico con los gobiernos europeos que presumen de tener buenas políticas de inmigración: "me duele, me molesta y me indigna la impermeabilización de las fronteras", porque "detrás hay mujeres, hombres y niños que quedan mutilados, muertos, y sin derecho a buscar un futuro mejor".
"Las fronteras siempre me han parecido vejatorias", ha remarcado. "No creo que haya nadie con capacidad moral de prohibir el paso al pobre", ha opinado Agrelo, que ha equiparado las políticas de inmigración europeas con "muros que sólo obligarán al pobre a arriesgar la vida en su camino".
Según el arzobispo, que ha trabajado en barrios marginales de Roma, acompañando a presos y colaborando con las religiosas oblatas en proyectos de apoyo a mujeres prostitutas o dirigiendo un albergue para personas sin techo, "aunque la Iglesia no tenga capacidad de decisión política", necesariamente "debe estar donde están los pobres, porque no tiene otros destinatarios".
Agrelo ha apelado a periodistas y medios de comunicación, y ha exigido responsabilidad y "rigor en el lenguaje", ya que "los términos 'irregular' o 'sin papeles' los hemos inventado nosotros", y ha reprochado que, de forma interesada, se llame 'refugiados' a los emigrantes.
En relación con las recientes declaraciones del papa Francisco sobre la crisis migratoria, Agrelo se ha mostrado muy cercano a la línea del Pontífice, que recuerda la necesidad de mantener un "compromiso permanente" para con los emigrantes, y no sólo una disponibilidad fruto de una circunstancia temporal, como puede ser una crisis.

En cuanto al Sínodo de obispos sobre la familia en el que el papa Francisco quiere flexibilizar la postura de la Iglesia sobre los divorciados y separados, Agrelo ha dicho que, a pesar de que el modelo del matrimonio para la Iglesia "es claro", también ésta debe "reconocer el derecho a tropezar" y valora muy positivamente este "ejercicio de libertad de reflexión" dentro de la Iglesia, aunque ha augurado que va a "traer tensiones". (RD/Agencias)

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