En la audiencia general del miércoles
treinta de setiembre, a su regreso del Viaje Apostólico que lo llevó a visitar
Cuba y los Estados Unidos de América, el Sucesor de Pedro dedicó su catequesis
a esta 10ª Peregrinación Apostólica Internacional.
“No más cerrazón ni explotación de la
pobreza sino libertad en la dignidad”
El Papa Francisco habló de la esperanza
de la profecía de san Juan Pablo II que comparte con el pueblo cubano: que Cuba
se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba. “Que el Espíritu Santo haga
crecer las semillas que hemos esparcido”.
«Queridos hermanos y hermanas hoy deseo
compartir con ustedes el grato recuerdo de mi reciente viaje a Cuba y a los
Estados Unidos de América, que culminó con el Encuentro Mundial de las Familias
en Filadelfia. Llegué a Cuba como «Misionero de la Misericordia», y allí he
experimentado la esperanza y la unidad de un pueblo que más allá de toda
división y bajo la maternal mirada de la Virgen del Cobre, toma fuerza de sus
raíces cristianas y afronta el futuro con un espíritu de servicio y
responsabilidad».
“Dios quiere construir puentes, somos
nosotros quienes construimos muros”
«De allí pasé a los Estados Unidos de
América un paso que ha sido emblemático, gracias a Dios un puente se está
reconstruyendo». Hablando de las tres etapas cumplidas en los EE.UU.,
Washington, Nueva York y Filadelfia, el Obispo de Roma habló de la riqueza más
grande de ese país y de su gente: el patrimonio espiritual y ético en cuya base
religiosa y moral nacieron y crecieron los EE.UU. de América, y sobre el cual
pueden seguir siendo tierra de libertad y de acogida. «En aquel País, he podido
apreciar su gran patrimonio spiritual y ético, sobre el principio de que todos
los hombres son iguales y dotados de derechos inalienables como la vida y la
libertad. Estos principios son universales y encuentran en el Evangelio su
máximo cumplimiento. Y estaban ya presentes en los trabajos de Evangelización
que por aquellas tierras realizó el ahora santo Junípero Serra».
Asimismo recordó momentos profundos de
este viaje apostólico, como el de la oración interreligiosa por la paz y la
fraternidad en el Memorial de la Zona Cero y la Eucaristía por la paz y la
Justicia en el Madison Square Garden, además de su encuentro con las realidades
caritativas y educativas del país, “emblemáticas”, dijo, “del enorme servicio
que las comunidades católicas ofrecen en esos campos”. Haciendo hincapié en su
visita a la sede de las Naciones Unidas en donde, entre otras cosas, reiteró su
llamada al compromiso “concorde y eficaz” por el cuidado de la creación, el
pontífice expresó que allí quiso «renovar el apoyo de la Iglesia católica a
esta institución en la promoción de la paz, recordando también la importancia
de frenar y prevenir toda clase de violencia contra las minorías étnicas y
religiosas y contra la población civil».
Cambiar el modelo de desarrollo por el
bien de la familia humana
«El viaje ha culminado con Encuentro de
las Familias, que le ha dado una dimensión universal, pues la alianza entre el
hombre y la mujer es la respuesta a los desafíos del mundo actual, siendo a su
vez modelo de la gestión sostenible de la creación, sobre los principios
comunión y fecundidad con que fue querida e instituida por Dios». A partir de
la familia “sujeto social primario” el Sucesor de Pedro destacó lo providencial
de que el mensaje del Encuentro Mundial llegara de un país que ha alcanzado el
máximo desarrollo económico y tecnológico “sin negar sus raíces religiosas”,
las mismas raíces que “nos piden repartir de la familia para volver a pensar y
para cambiar el modelo de desarrollo, por el bien de la entera familia humana”.
«Encomendemos a Dios los frutos de este viaje, - concluyó - y que el ejemplo de
san Junípero Serra, nos haga a todos auténticos evangelizadores, que vayan por
el mundo compartiendo con todos el amor de Cristo. Muchas gracias».
(GM – RV)
(from Vatican Radio)
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