domingo, 27 de septiembre de 2015

El Papa reivindica que "la familia tiene carta de ciudadanía divina"

No importó la hora, ni lo largo de la ceremonia que unió a casi 20.000 personas en el parque Benjamin Franklin de Filadelfia. El "Papa sin papeles" volvió a elaborar un discurso totalmente improvisado, casi un cuento, relatando la importancia de la familia en el plan de Dios. Unas palabras vibrantes, intensas, divertidas, porque hablar de la familia no debe resultar algo tedioso ni estirado. Al fin y al cabo, como se empeñó en recordar Francisco, todos hemos formado, y formamos, parte de alguna familia.

Antes del discurso improvisado de Bergoglio, el evento seguía unas directrices medidas hasta el milímetro, con multitud de rostros conocidos: Mark Wahlberg, que ejerció de maestro de ceremonias, la sencillamente espectacular Aretha Franklin, Juanes, Andrea Bocelli, la Orquesta de Filadelfia y multitud de artistas, así como varios testimonios de distintos tipos de familias católicas, procedentes de todo el mundo: dos novios, un matrimonio de ancianos, una mujer con dos hijos (uno de ellos afectado por parálisis cerebral), una familia jordana, una familia numerosa africana. El Papa, mientras les escuchaba, cansado pero emocionado, tomaba notas.
En la vigilia, se escuchó la parábola del hijo pródigo. Se trató de una ceremonia espectacular, aunque un tanto recargada, especialmente para Bergoglio, cuya salud se ha podido ver afectada a lo largo de estos días. Se le veía muy cansado... antes de tomar la palabra. En ese momento, Francisco se transformó. Volvió el Papa de las sonrisas, de los abrazos, de la voz firme y vibrante, que hizo un alegato a la belleza de las familias, que "nos lleva a Dios", y a todos los que dan testimonio de que "vale la pena la vida en familia" y de que "una sociedad crece fuerte, buena, hermosa y verdadera si se edifica sobre la base de la familia".
"Era tal el amor que tenía en sí mismo, ese amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, era tan desbordante, que ... esto no sé si es muy teológico, pero me lo van a entender... Era tan grande que no podía ser egoísta, tenía que salir de sí mismo para tener a quien amar fuera de sí. Y ahí Dios creó el mundo", proclamó Francisco, quien a pesar de reconocer dificultades (que comenzaron en el mismo momento en que la primera familia pecó, o en el momento en que un hermano mató a otro hermano), "una familia es verdaderamente familia, cuando son capaces de abrir los brazos y recibir todo ese amor". Aunque duela, y aunque constantemente estemos "picados" por "la astucia del demonio".

"La guerra. El amor, la belleza y la verdad de Dios, y la destrucción de la guerra. Y entre esas dos posiciones, caminamos nosotros hoy. Nos toca a nosotros elegir. Nos toca a nosotros decidir el camino para andar", insistió Francisco, quien señaló que, pese a todo, el amor de Dios "empezó a caminar con la Humanidad, empezó a caminar con su pueblo, hasta que llegó el momento maduro, les dio la muestra de amor más grande: su hijo. Y a su hijo ¿dónde lo mandó? ¿A un palacio, a una ciudad, a hacer una empresa? ¡Lo mandó a una familia! ¡Dios entró al mundo en una familia!"
Y es que "Dios siempre golpea las puertas de los corazones. Le gusta hacerlo. Le sale de adentro. Pero ¿saben qué es lo que más le gusta? ¡Golpear las puertas de las familias! Encontrar las familias, unidas, que se quieren, que hacen crecer a sus hijos y los educan, y los llevan adelante, y que crean una sociedad de bondad, de verdad y de belleza", apreció el Papa, quien reivindicó que "la familia tiene carta de ciudadanía divina" y suponen, pese a las dificultades, "una fábrica de esperanza".
En cuanto a esas dificultades, Bergoglio pidió superarlas con amor, pues "el odio no supera ninguna dificultad. La división de los corazones no supera ninguna dificultad. Solamente el amor es capaz de superar la dificultad. El amor es fiesta, el amor es gozo, el amor es seguir adelante".

Para terminar, "porque esto se hace demasiado largo", el Papa marcó "dos puntitos de la familia", el cuidado de los niños y los abuelos. "Los niños y los jóvenes son el futuro, son la fuerza, los que llevan adelante, son aquellos en los que ponemos esperanza. Los abuelos son la memoria de la familia, son los que nos dieron la fe, nos transmitieron la fe", y animó a cuidar de ambos, porque "un pueblo que no sabe cuidar a los niños y que no sabe cuidar a los abuelos, es un pueblo sin futuro, porque no tiene la fuerza ni la memoria que lo lleve adelante".

Jesús Bastante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario