La Corte Suprema de
Israel, con un con un pronunciamiento que ha sido muy sorprendente, este lunes
7 de julio, ha dado luz verde a la construcción del “muro de separación” entre
Israel y Palestina en el tramo que discurre por el valle de Cremisan, según la
intención que siempre ha perseguido el Ministerio de Defensa de Israel. Esta
nueva disposición niega y contradice públicamente el pronunciamiento anterior,
emitido por el órgano judicial supremo del Estado de Israel, que a principios
de abril había emitido una sentencia - presentada como definitiva después de
una disputa que ha durado casi ocho años – en la que se oponía a la ruta del
Muro propuesta por el ejército y el Ministerio de Defensa israelí, e invitaba a
las autoridades militares israelíes a encontrar otras alternativas, menos
devastadoras para la población local.
La reanudación de las obras autorizadas por el Tribunal prevé sólo una ligera variación del recorrido de la ruta del Muro previsto anteriormente. Según las nuevas disposiciones, la escuela y los dos conventos salesianos que surgen en la zona seguirán encontrándose en territorio palestino, accesible desde la ciudad de Beit Jala, mientras que el muro incorporará, en el lado israelí, las tierras agrícolas del valle de Cremisan que pertenecen a 58 familias palestinas en la zona.
“Estamos sorprendidos por la increíble decisión de la Corte de autorizar los trabajos sin admitir una apelación - dice a Fides el Obispo William Shomali, vicario patriarcal del Patriarcado Latino de Jerusalén - y estamos tratando de entender las razones de este hecho. El cambio drástico de la sentencia anterior puede ser una reacción ante el reciente reconocimiento oficial del Estado de Palestina por la Santa Sede. No había habido ninguna reacción importante ante ese reconocimiento formal. Ahora tenemos la sensación de que, como en otros casos, la respuesta ha llegado con la política de los hechos consumados”.
El vicario patriarcal para la ciudad de Jerusalén avanza también otras consideraciones: “La impresión es que nunca habían renunciado a apoderarse de esas tierras del valle de Cremisan, para tener un área en la que expandir los asentamientos israelíes de Gilo y Har Gilo, también construidas en tierras robadas a la ciudad palestina de Beit Jala. Esta era la intención desde el principio, la meta a la que se pretendía llegar, y que se desea conseguir a toda costa”.
El valle Cremisan es el “pulmón verde” principal de la población que vive en la zona de Belén. La ruta del muro de separación construido por Israel, después de cortar el territorio de Belén, ahora se está preparando para devastar esa zona, conocida como uno de los más bellos entornos naturales de toda la Tierra Santa. “Es evidente - había declarado en el pasado Vera Baboun, alcalde de Belén – que el diseño del muro no responde a ninguna necesidad de seguridad, y sólo busca separar a las personas de sus tierras para confiscarlas y poder ampliar el área de los asentamientos israelíes que ya han ocupado en ese cuadrante la mayor parte de los territorios palestinos”. Según Vera Baboun, el efecto de la política israelí de confiscación de tierras en esa zona tan delicada de los territorios palestinos será que “en pocos años toda la zona se verá sofocada por las garras del Muro, y los primeros en marcharse serán los cristianos”. (GV)
Fuente: Archidiócesis de Madrid
La reanudación de las obras autorizadas por el Tribunal prevé sólo una ligera variación del recorrido de la ruta del Muro previsto anteriormente. Según las nuevas disposiciones, la escuela y los dos conventos salesianos que surgen en la zona seguirán encontrándose en territorio palestino, accesible desde la ciudad de Beit Jala, mientras que el muro incorporará, en el lado israelí, las tierras agrícolas del valle de Cremisan que pertenecen a 58 familias palestinas en la zona.
“Estamos sorprendidos por la increíble decisión de la Corte de autorizar los trabajos sin admitir una apelación - dice a Fides el Obispo William Shomali, vicario patriarcal del Patriarcado Latino de Jerusalén - y estamos tratando de entender las razones de este hecho. El cambio drástico de la sentencia anterior puede ser una reacción ante el reciente reconocimiento oficial del Estado de Palestina por la Santa Sede. No había habido ninguna reacción importante ante ese reconocimiento formal. Ahora tenemos la sensación de que, como en otros casos, la respuesta ha llegado con la política de los hechos consumados”.
El vicario patriarcal para la ciudad de Jerusalén avanza también otras consideraciones: “La impresión es que nunca habían renunciado a apoderarse de esas tierras del valle de Cremisan, para tener un área en la que expandir los asentamientos israelíes de Gilo y Har Gilo, también construidas en tierras robadas a la ciudad palestina de Beit Jala. Esta era la intención desde el principio, la meta a la que se pretendía llegar, y que se desea conseguir a toda costa”.
El valle Cremisan es el “pulmón verde” principal de la población que vive en la zona de Belén. La ruta del muro de separación construido por Israel, después de cortar el territorio de Belén, ahora se está preparando para devastar esa zona, conocida como uno de los más bellos entornos naturales de toda la Tierra Santa. “Es evidente - había declarado en el pasado Vera Baboun, alcalde de Belén – que el diseño del muro no responde a ninguna necesidad de seguridad, y sólo busca separar a las personas de sus tierras para confiscarlas y poder ampliar el área de los asentamientos israelíes que ya han ocupado en ese cuadrante la mayor parte de los territorios palestinos”. Según Vera Baboun, el efecto de la política israelí de confiscación de tierras en esa zona tan delicada de los territorios palestinos será que “en pocos años toda la zona se verá sofocada por las garras del Muro, y los primeros en marcharse serán los cristianos”. (GV)
Fuente: Archidiócesis de Madrid
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