La catequesis de hoy está dedicada a la diferencia y a la
complementariedad entre el hombre y la mujer. El libro del Génesis
insiste en que ambos son imagen y semejanza de Dios. No sólo el hombre por su
parte, no sólo la mujer por su parte, sino también la pareja. La diferencia
entre ellos no es para competir o para dominar, sino para que se dé esa
reciprocidad necesaria para la comunión y para la generación, a imagen y
semejanza de Dios. En esta complementariedad está basada la unión matrimonial y
familiar para toda la vida, sostenida por la gracia de Dios. El ser humano está
hecho para la escucha y la ayuda mutua”.
El Santo Padre especificó que estamos
hechos para escucharnos y ayudarnos mutuamente, y es por ello que sin el
enriquecimiento recíproco, ya sea en el pensamiento como en la acción, en los
afectos y el trabajo, como también en la fe, ninguno puede entender en
profundidad que significa ser hombre y mujer.
Reconociendo los aportes de la cultura
moderna que ha abierto nuevos espacios y libertades para el enriquecimiento de
la comprensión de la diferencia entre hombre y mujer, Papa Bergoglio puso en
guardia sobre las dudas y el escepticismo: “me pregunto si la llamadateoría del género no sea también expresión de una
frustración y de una resignación, dirigida más a cancelar la diferencia sexual
que a confrontarse con ella”.
“La eliminación de las diferencias –
subrayó el Papa – es el problema, no la solución”.
De ahí la exhortación a los
intelectuales, a no abandonar este tema “como si se
hubiera convertido en secundario” en relación al compromiso en favor de una
sociedad más libre y justa. Y la indicación de dos puntos que deben
comprometernos con urgencia:
“Para superar las dificultades de esta
unión, me gustaría indicar dos puntos que nos comprometen con urgencia: Tenemos
que hacer mucho más en favor de la mujer, primer punto. No sólo para que sea
más reconocida, sino para que su voz tenga un peso real, una autoridad efectiva
en la sociedad y en la Iglesia. Segundo punto, me pregunto si la crisis de fe
en el Padre no estará también relacionada con la crisis de la alianza entre el
hombre y la mujer. De aquí nace la responsabilidad de la Iglesia y de todos los
creyentes de redescubrir la belleza del diseño creador de Dios, que imprime
también su imagen en el vínculo del hombre y la mujer.
Saludo a los peregrinos de lengua
española, en particular a los grupos venidos de España, México, Argentina,
Ecuador y otros países latinoamericanos. Queridos hermanos y hermanas, cuando
el hombre y la mujer juntos colaboran con el designio divino, la tierra se
llena de armonía y confianza. Que Dios les bendiga. Muchas gracias”.
(GM –
RV)
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