El Papa Francisco en su homilía
recordó que Jesús nos ama sin límites. “El amor de Jesús siempre es más,
siempre es más, no se cansa de amar a ninguno. Ama a todos nosotros, hasta el
punto de dar la vida por nosotros”. E insiste: “a cada uno, con nombres y
apellidos”, “y no defrauda jamás, porque no se cansa de amar, no se cansa de
perdonar, no se cansa de abrazarnos”, agregó.
Antes de empezar con el rito del lavatorio de los pies, el
Papa explicó a los presentes cuál es su origen, y recordó que antiguamente la
gente cuando llegaba a una casa tenía los pies sucios del polvo del camino, ya
que antes las calles no estaban adoquinadas, y se los lavaban a la entrada de
las casas. Pero esto no lo hacía todos, “lo hacían los esclavos”, explica. “Y
Jesús lava, como esclavo, nuestros pies, los pies de los discípulos”. Así,
explica “es tanto el amor de Jesús que se ha hecho esclavo para servirnos, para
curarnos, para limpiarnos”.
“En nuestro corazón tenemos que tener la certeza, tenemos que
estar seguros de que el Señor, cuando nos lava los pies, nos lava todo, nos
purifica, nos hace sentir otra vez su amor”. El Papa termina su homilía
diciendo que hoy lava los pies a doce presos, pero en estos doce están todos,
todos, “todos aquellos que viven aquí” y añadió que él también tiene necesidad
de ser lavado por el Señor, así pidió a los presentes que rezaran para que el
Señor lave sus suciedades.
Una vez más Francisco vuelve a celebrar la misa “in Coena
Domini” en un lugar de periferia existencial, en medio a los hermanos más
necesitados: en centros de detención o de enfermos. Recordemos que en 2013 el
Papa Bergoglio fue a la cárcel de menores de Casal del Marmo y en 2014 al
centro para discapacitados de Don Gnocchi.
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