No penséis,
amigas y hermanas mías, que serán muchas las cosas que os encargaré, porque
plega al Señor hagamos las que nuestros santos Padres ordenaron y guardaron,
que por este camino merecieron este nombre. Yerro sería buscar otro ni
deprenderle de nadie.
Solas tres me extenderé en declarar, que son de la misma
Constitución, porque importa mucho entendamos lo muy mucho que nos va en
guardarlas para tener la paz que tanto nos encomendó el Señor, interior y
exteriormente: la una es amor unas con
otras; otra, desasimiento de todo lo criado; la otra, verdadera humildad, que
aunque la digo a la postre, es la principal y las abraza todas. ….
No consintamos, oh hermanas, que sea esclava de nadie
nuestra voluntad, sino del que la compró por su sangre. Miren que, sin entender
cómo, se hallarán asidas que no se puedan valer…
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