“Queridos hermanos y
hermanas,
No cesan,
lamentablemente, de llegar noticias dramáticas desde Siria e Irak, relativas a
violencias, secuestros de personas y abusos contra los cristianos y otros
grupos.
Queremos asegurar a las personas involucradas en
estas situaciones que no las olvidamos, sino que estamos cerca de ellas y
rezamos insistentemente para que lo antes posible se ponga fin a la brutalidad
intolerable de la cual son víctimas.
Junto con los miembros de la Curia Romana he
ofrecido esta intención en la última Santa Misa de los Ejercicios Espirituales,
el viernes pasado.
Al mismo tiempo les pido a todos, según las propias
posibilidades, que trabajen para aliviar el sufrimiento de cuantos están en la
prueba, a menudo solamente por la fe que profesan.
Recemos por estos hermanos y estas hermanas que
sufren por la fe en Siria y en Irak. Recemos en silencio”.
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