El arzobispo salvadoreño
Oscar Arnulfo Romero fue asesinado “por odio a la fe”. Lo refiere así la
edición del diario Avvenire del viernes 9 de enero de 2015, aunque
el Vaticano no ha confirmado oficialmente este extremo.
Los miembros del congreso de teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos expresaron su voto unánime a favor del martirio inmediato del arzobispo de San Salvador acaecido el 24 de marzo de 1980. Se trataría de un paso decisivo para el obispo latinoamericano asesinado mientras celebraba la Eucaristía y que ya el pueblo aclama como santo.
Ahora bien, según la praxis canónica, para la beatificación sólo falta el juicio del congreso de obispos y cardenales y, finalmente, la aprobación del Papa. La causa, iniciada en marzo de 1994 y concluida al año siguiente la fase diocesana, llegó a Roma en 1997, promovida por el postulador monseñor Vincenzo Paglia.
El Papa Francisco citó a Romero precisamente durante la última audiencia general: el arzobispo de San Salvador, recordó Bergoglio, “decía que las mamás viven un ‘martirio materno’”. En la homilía para el funeral de un sacerdote asesinado por los escuadrones de la muerte, dijo recordando el Concilio Vaticano II: “Todos debemos estar dispuestos a morir por nuestra fe, aunque el Señor no nos conceda este honor…Dar la vida no significa sólo ser asesinados; dar la vida, tener espíritu de martirio, es dar en el deber, en el silencio, en la oración, en el cumplimiento honesto del deber; en ese silencio de la vida cotidiana; ¿dar la vida poco a poco? Sí, como la da una madre, que sin temor, con la sencillez del martirio materno, concibe en su seno a un hijo, lo da a luz, lo amamanta, lo cría y lo atiende con afecto. Es dar la vida. Es martirio”.
Fuente: ALETEIA
Los miembros del congreso de teólogos de la Congregación para las Causas de los Santos expresaron su voto unánime a favor del martirio inmediato del arzobispo de San Salvador acaecido el 24 de marzo de 1980. Se trataría de un paso decisivo para el obispo latinoamericano asesinado mientras celebraba la Eucaristía y que ya el pueblo aclama como santo.
Ahora bien, según la praxis canónica, para la beatificación sólo falta el juicio del congreso de obispos y cardenales y, finalmente, la aprobación del Papa. La causa, iniciada en marzo de 1994 y concluida al año siguiente la fase diocesana, llegó a Roma en 1997, promovida por el postulador monseñor Vincenzo Paglia.
El Papa Francisco citó a Romero precisamente durante la última audiencia general: el arzobispo de San Salvador, recordó Bergoglio, “decía que las mamás viven un ‘martirio materno’”. En la homilía para el funeral de un sacerdote asesinado por los escuadrones de la muerte, dijo recordando el Concilio Vaticano II: “Todos debemos estar dispuestos a morir por nuestra fe, aunque el Señor no nos conceda este honor…Dar la vida no significa sólo ser asesinados; dar la vida, tener espíritu de martirio, es dar en el deber, en el silencio, en la oración, en el cumplimiento honesto del deber; en ese silencio de la vida cotidiana; ¿dar la vida poco a poco? Sí, como la da una madre, que sin temor, con la sencillez del martirio materno, concibe en su seno a un hijo, lo da a luz, lo amamanta, lo cría y lo atiende con afecto. Es dar la vida. Es martirio”.
Fuente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario