martes, 9 de diciembre de 2014

SANTA LEOCADIA DE TOLEDO


Queridos amigos, les ofrecemos la historia de una santa y mártir poco conocida, Leocadia de Toledo. 

En Occidente abundaron los martirios durante los primeros años del siglo IV. Víctima de ellos fue también la doncella toledana Leocadia. La blancura, representada por su nombre, de origen griego, coincidía con su corta edad de adolescente, casi de niña. Un templo parroquial de Toledo a ella dedicado se eleva sobre el lugar que se cree fue su casa paterna, mostrándose un subterráneo considerado como lugar de oración de la santa niña.


Los calendarios mozárabes atestiguan desde muy antiguo el culto de esta mártir, cuya prisión y muerte fue narrada en un relato compuesto en el siglo VII. Según en él se nos dice, procedente de las Galias, penetró en España el gobernador imperial Daciano, llegado para cortar a sangre y fuego todo brote cristiano. Inició un recorrido por Gerona, Barcelona, Zaragoza, Alcalá, Toledo, Avila y Mérida. Testimonio cruento de su paso fueron los mártires Félix, Cucufate, Eulalia, los Innumerables de Zaragoza, los santos hermanos Justo y Pastor, los también hermanos Vicente, Sabina y Cristeta y la emeritense virgen Eulalia. 

Desde Alcalá, Daciano se trasladó a Toledo. Muy poco tardó en citar a su tribunal a la joven Leocadia, sometiéndola a un interrogatorio. Al negarse ella a abandonar su fe en Cristo, mandó Daciano a sus verdugos que atasen a la doncella y la encerrasen en una oscura cárcel, mientras él se tomaba tiempo para excogitar las penas y tormentos a que había de someterla para quebrantar su férrea voluntad. 

Probablemente a causa del acabamiento por el inhumano trato a que estaba sometida, santa Leocadia entregó su alma a Dios en la misma cárcel el 9 de diciembre del 303 o del 304. Los textos litúrgicos hispanos la califican de confesora y mártir. 

Enterrada en el cementerio local, muy pronto surgió en torno a su tumba un culto martirial, incrementado años después al ser reconocida por Constantino la religión cristiana. Posiblemente en el mismo siglo IV se erigió sobre el sepulcro una basílica. Los santos Eladio, Eugenio, Ildefonso y Julián fueron en ella enterrados y allí también se celebraron tres de los concilios toledanos.

De News .va

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