Queridos amigos, el pasado
domingo entramos en el tiempo litúrgico de Adviento, que dura hasta el 24 de
diciembre, víspera de Navidad.
Es importante conocer el
significado de este tiempo litúrgico, para poder vivirlo mejor. Vamos a
adentrarnos en ese significado siguiendo el Directorio sobre la piedad popular
y la liturgia de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los
Sacramentos:
El Adviento es tiempo de
espera, de conversión, de esperanza:
- espera-memoria de la primera y humilde venida del Salvador en nuestra carne mortal; espera-súplica de la última y gloriosa venida de Cristo, Señor de la historia y Juez universal;
- conversión, a la cual invita
con frecuencia la Liturgia de este tiempo, mediante la voz de los profetas y
sobre todo de Juan Bautista: "Convertios, porque está cerca el reino de
los cielos" (Mt 3,2);
- esperanza gozosa de que la
salvación ya realizada por Cristo y las realidades de la gracia ya presentes en
el mundo lleguen a su madurez y plenitud, por lo que la promesa se convertirá
en posesión, la fe en visión y "nosotros seremos semejantes a Él porque le
veremos tal cual es" (1 Jn 3,2).
La piedad popular es sensible
al tiempo de Adviento, sobre todo en cuanto memoria de la preparación a la
venida del Mesías. Está sólidamente enraizada en el pueblo cristiano la
conciencia de la larga espera que precedió a la venida del Salvador. Los fieles
saben que Dios mantenía, mediante las profecías, la esperanza de Israel en la
venida del Mesías.
A la piedad popular no se le
escapa, es más, subraya llena de estupor, el acontecimiento extraordinario por
el que el Dios de la gloria se ha hecho Niño en el seno de una mujer virgen,
pobre y humilde. Los fieles son especialmente sensibles a las dificultades que
la Virgen María tuvo que afrontar durante su embarazo y se conmueven al pensar
que en la posada no hubo un lugar para José ni para María, que estaba a punto
de dar a luz al Niño (cfr. Lc 2,7).
Con referencia al Adviento,
han surgido diversas expresiones de piedad popular, que alientan la fe del
pueblo cristiano y transmiten, de una generación a otra, la conciencia de algunos
valores de este tiempo litúrgico.
La Corona de Adviento
La colocación de cuatro cirios
sobre una corona de ramos verdes, que es costumbre sobre todo en los países
germánicos y en América del Norte, se ha convertido en un símbolo del Adviento
en los hogares cristianos.
La Corona de Adviento, cuyas
cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la
solemnidad de Navidad, es memoria de las diversas etapas de la historia de la
salvación antes de Cristo y símbolo de la luz profética que iba iluminando la
noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc
1,78).
Las Procesiones de Adviento
En el tiempo de Adviento se
celebran, en algunas regiones, diversas procesiones, que son un anuncio por las
calles de la ciudad del próximo nacimiento del Salvador (la "clara
estrella" en algunos lugares de Italia), o bien representaciones del
camino de José y María hacia Belén, y su búsqueda de un lugar acogedor para el
nacimiento de Jesús (las "posadas" de la tradición española y
latinoamericana).
Las "Témporas de
invierno"
En el hemisferio norte, en el
tiempo de Adviento se celebran las "témporas de invierno". Indican el
paso de una estación a otra y son un momento de descanso en algunos campos de
la actividad humana. La piedad popular está muy atenta al desarrollo del ciclo
vital de la naturaleza: mientras se celebran las "témporas de
invierno", las semillas se encuentran enterradas, en espera de que la luz
y el calor del sol, que precisamente en el solsticio de invierno vuelve a
comenzar su ciclo, las haga germinar.
Donde la
piedad popular haya establecido expresiones celebrativas del cambio de
estación, consérvense y valórense como tiempo de súplica al Señor y de
meditación sobre el significado del trabajo humano, que es colaboración con la
obra creadora de Dios, realización de la persona, servicio al bien común,
actualización del plan de la Redención.
News.va
No hay comentarios:
Publicar un comentario