1.
Adviento es una palabra de etimología latina, que significa “venida”.
2.
Adviento es el tiempo litúrgico compuesto por las cuatro semanas que
preceden a la Navidad como tiempo para la preparación al Nacimiento del Señor.
3.
El Adviento tiene como color litúrgico al morado que significa penitencia y
conversión, en este caso, transidas de esperanza ante la inminente venida del
Señor.
4.
El Adviento es un periodo de tiempo privilegiado para los cristianos ya que
se nos invita a recordar el pasado, vivir el presente y preparar el futuro.
5.
El Adviento es memoria del misterio de gracia del nacimiento de Jesucristo.
Es memoria de la encarnación. Es memoria de las maravillas que Dios hace en
favor de los hombres. Es memoria de la primera venida del Señor. El Adviento es
historia viva.
6.
El Adviento es una llamada a vivir el presente de nuestra vida cristiana
comprometida y a experimentar y testimoniar la presencia de Jesucristo entre
nosotros, con nosotros, por nosotros. El Adviento nos interpela a vivir siempre
vigilantes, caminando por los caminos del Señor en la justicia y en el amor. El
Adviento es presencia encarnada del cristiano, que cada vez que hace el bien,
reactualiza la encarnación y la natividad de Jesucristo.
7.
El Adviento prepara y anticipa el futuro. Es una invitación a preparar la
segunda y definitiva venida de Jesucristo, ya en la “majestad de su gloria”.
Vendrá como Señor y como Juez. El Adviento nos hace proclamar la fe en su
venida gloriosa y nos ayuda a prepararnos a ella. El Adviento es vida futura,
es Reino, es escatología.
8.
El Adviento es tiempo para la revisión de la propia vida a la luz de vida
de Jesucristo, a la luz de las promesas bíblicas y mesiánicas. El Adviento es
tiempo para el examen de conciencia continuado, arrepentido y agradecido.
9.
El Adviento es proyección de vida nueva, de conversión permanente, del
cielo nuevo y de la tierra nueva, que sólo se logran con el esfuerzo nuestro
-mío y de cada uno de las personas- de cada día y de cada afán.
10.
El Adviento es el tiempo de María de Nazaret que esperó, que confío en la
palabra de Dios, que se dejó acampar por Él y en quien floreció y alumbró el
Salvador de mundo.
Fuente: Tengo sed de Ti.
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