Del salmo 68:
Que me escuche tu
gran bondad, Señor.
Más que los pelos de mi cabeza
son los que me odian sin razón;
más duros que mis huesos,
los que me atacan injustamente.
¿Es que voy a devolver lo que no he robado?
Que me escuche tu gran
bondad, Señor.
Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.
Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí.
Que me escuche tu gran
bondad, Señor.
Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Que me escuche tu gran bondad, Señor.
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