“Antes de concluir esta celebración -ha dicho-
quiero confiar a la Virgen a las personas que he confirmado y a todos vosotros.
La Virgen María nos enseña qué significa vivir en el Espíritu Santo y qué
significa acoger la novedad de Dios en nuestra vida. Ella concibió a Jesús por
obra del Espíritu, y cada cristiano, cada uno de nosotros, está llamado a acoger
la Palabra de Dios, a acoger a Jesús dentro de sí y después a llevarlo a todos.
María invocó al Espíritu con los Apóstoles en el Cenáculo: también nosotros,
cada vez que nos reunimos en oración, estamos sostenidos por la presencia
espiritual de la Madre de Jesús, para recibir el don del Espíritu y tener fuerza
para testimoniar a Jesús resucitado”.
Después de saludar con afecto a los peregrinos venidos de los cinco continentes, el Papa ha recordado a las numerosas víctimas del derrumbe de un edificio en Dhaka (Bangladesh) el pasado 24 de abril. “Deseo elevar una oración por ellas.. Expreso mi solidaridad y mi profunda cercanía a las familias que lloran a sus seres queridos y dirijo desde lo más profundo de mi corazón un fuerte llamamiento para que se tutelen siempre la dignidad y la seguridad del trabajador”, ha concluido el Papa.
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