martes, 31 de diciembre de 2013

AÑO NUEVO - SOLEMNIDAD DE LA MADRE DE DIOS

Bendición

“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor;
el Señor se fije en ti
y te conceda la paz”. (Núm 6, 23-26)

Recepción de la Palabra

La Liturgia de la Palabra ofrece este día la bendición bendición más antigua que se conoce, y que tomó Francisco de Asís para bendecir al hermano León: “El Señor te bendiga y te guarde; te muestre su faz y tenga misericordia de ti. Vuelva a ti su rostro y te conceda la paz. El Señor te bendiga”.

La bendición es sagrada y en ella se transmite el deseo más trascendente: quedar protegidos bajo la mirada de Dios. Los judíos, los obispos católicos y los ministros sagrados de otras religiones, suelen poner sobre sus cabezas un signo de bendición, con el que se sienten en  presencia  de Dios.

La bendición fue la razón por la que Jacob se constituyó en padre de Israel, y por la que recibió la experiencia divina, después del intenso combate que entabló durante toda la noche con el mismo Dios.

La bendición consolidó el trono de David, cuando tuvo la iniciativa de construir un templo para cobijar el arca de la alianza.

Zacarías entona su cántico de alabanza, porque Dios ha visitado y redimido a su pueblo, y lo bendice agradecido.

Los pastores, testigos del nacimiento de Jesús, se volvieron llenos de alegría bendiciendo y dando gloria a Dios.

San Pablo bendice a Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, porque nos ha bendecido en la persona de Cristo, con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Al inicio del nuevo año, acoge el tesoro de la bendición divina, y responde agradecido como aquellos que reconocieron   la misericordia recibida del cielo.

Quien camina bajo la mirada de Dios, en su presencia, ha encontrado la forma más plena posible de ser humano, porque le personaliza el rostro divino, el reflejo de la mirada entrañable del Creador, de quien con tan solo cruzarse con sus ojos, se percibe que se es amado.

Que Dios te bendiga, te guarde, vuelva su rostro sobre ti, y te conceda su favor y su paz, cada uno de los días de este nuevo año, 2014.


Para ti y los tuyos: ¡Feliz Año Nuevo! Y la bendición de Dios. Con la protección de Santa María, la mujer bendita entre todas la mujeres.

lunes, 30 de diciembre de 2013

La Sagrada Familia. José Antonio Pagola.

Los relatos evangélicos no ofrecen duda alguna. Según Jesús, Dios tiene un gran proyecto: construir en el mundo una gran familia humana. Atraído por este proyecto, Jesús se dedica enteramente a que todos sientan a Dios como Padre y todos aprendan a vivir como hermanos. Este es el camino que conduce a la salvación del género humano.

Para algunos, la familia actual se está arruinando porque se ha perdido el ideal tradicional de “familia cristiana”. Para otros, cualquier novedad es un progreso hacia una sociedad nueva. Pero, ¿cómo es una familia abierta al proyecto humanizador de Dios? ¿Qué rasgos podríamos destacar?
Amor entre los espososEs lo primero. El hogar está vivo cuando los padres saben quererse, apoyarse mutuamente, compartir penas y alegrías, perdonarse, dialogar y confiar el uno en el otro. La familia se empieza a deshumanizar cuando crece el egoísmo, las discusiones y malentendidos.
Relación entre padres e hijos. No basta el amor entre los esposos. Cuando padres e hijos viven enfrentados y sin apenas comunicación alguna, la vida familiar se hace imposible, la alegría desaparece, todos sufren. La familia necesita un clima de confianza mutua para pensar en el bien de todos.
Atención a los más frágiles. Todos han de encontrar en su hogar acogida, apoyo y comprensión. Pero la familia se hace más humana sobre todo, cuando en ella se cuida con amor y cariño a los más pequeños, cuando se quiere con respeto y paciencia a los mayores, cuando se atiende con solicitud a los enfermos o discapacitados, cuando no se abandona a quien lo está pasando mal.
Apertura a los necesitados. Una familia trabaja por un mundo más humano, cuando no se encierra en sus problemas e intereses, sino que vive abierta a las necesidades de otras familias: hogares rotos que viven situaciones conflictivas y dolorosas, y necesitan apoyo y comprensión; familias sin trabajo ni ingreso alguno, que necesitan ayuda material; familias de inmigrantes que piden acogida y amistad.

Crecimiento de la fe. En la familia se aprende a vivir las cosas más importantes. Por eso, es el mejor lugar para aprender a creer en ese Dios bueno, Padre de todos; para conocer el estilo de vida de Jesús; para descubrir su Buena Noticia; para rezar juntos en torno a la mesa; para tomar parte en la vida de la comunidad de seguidores de Jesús. Estas familias cristianas contribuyen a construir ese mundo más justo, digno y dichoso querido por Dios. Son una bendición para la sociedad.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Dios ha querido nacer en una familia humana, ha querido tener una madre y un padre, dijo el Papa en la fiesta de la Sagrada Familia

Antes de la oración dominical del Ángelus que rezó con miles de peregrinos, en la que Francisco invitó a “pedir con fervor a María Santísima, Madre de Jesús y Madre nuestra y a san José, su esposo para que iluminen, conforten y guíen a cada familia del mundo, para que puedan cumplir con dignidad y serenidad la misión que Dios les ha confiado”, el Obispo de Roma exhortó: “mientras fijamos la mirada en la Santa Familia de Nazaret en el momento en que está constreñida a hacerse prófuga, pensamos en el drama de aquellos migrantes y refugiados que son víctimas del rechazo y de la explotación. Pero también pensamos en los “exiliados” que puede haber dentro de las mismas familias: los ancianos, por ejemplo, que a veces son tratados como presencias molestas”.
Manifestó que piensa que un signo para saber cómo va una familia es ver cómo se tratan en ella a los niños y a los ancianos. Y expresó que: Jesús ha querido pertenecer a una familia que ha experimentado estas dificultades, para que nadie se sienta excluido de la cercanía amorosa de Dios. “La fuga en Egipto a causa de las amenazas de Herodes nos muestra que Dios está allí donde el hombre está en peligro, allí donde el hombre sufre, allí donde escapa, donde experimenta el rechazo y el abandono; pero es también allí donde el hombre sueña, espera volver a su patria en la libertad, proyecta y elige para la vida y la dignidad suya y de sus familiares”.El Vicario de Cristo dijo que la sencillez de la vida de la Sagrada Familia es un ejemplo que hace tanto bien a nuestras familias, las ayuda a convertirse cada vez más en comunidad de amor y de reconciliación, en la que se experimenta la ternura, la ayuda recíproca, el perdón recíproco. Y animó a las familias a tomar conciencia de la importancia que tienen en la Iglesia y en la sociedad, porque “el anuncio del Evangelio pasa ante todo a través de las familias, para alcanzar después los diversos ámbitos de la vida cotidiana”.
Jesuita Guillermo Ortiz – RADIO VATICANA
Después del rezo a la Madre de Dios, el Papa Francisco recordó que el próximo Sínodo de los Obispos afrontará el tema de la familia y que la fase preparatoria ya se ha iniciado desde hace algún tiempo. Por ello, en esta Fiesta de la Sagrada Familia, el Santo Padre quiso encomendar a Jesús, María y José, este trabajo sinodal, rezando por las familias de todo el mundo. E invitó a todos a unirse espiritualmente a él en la oración que luego pronunció:

Oración del Papa Francisco a la Sagrada Familia:
«Jesús, María y José,
en ustedes contemplamos
el esplendor del amor verdadero,
a ustedes nos dirigimos con confianza.
Sagrada Familia de Nazaret,
haz que también nuestras familias
sean lugares de comunión y cenáculos de oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.
Sagrada Familia de Nazaret,
que nunca más en las familias se vivan experiencias
de violencia, cerrazón y división:
que todo el que haya sido herido o escandalizado
conozca pronto el consuelo y la sanación.
Sagrada Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los Obispos
pueda despertar en todos la conciencia
del carácter sagrado e inviolable de la familia,
su belleza en el proyecto de Dios
Jesús, María y José,
escuchen y atiendan nuestra súplica. Amén.
El Obispo de Roma dirigió asimismo un saludo especial a todas las personas conectadas con este rezo en la Plaza de San Pedro, desde Nazaret, en Basílica de la Anunciación, con la presencia del Secretario General del Sínodo de los Obispos; desde Barcelona, en la Basílica de la Sagrada Familia, con la presencia del presidente del Pontificio Consejo para la Familia; desde Loreto, en la Basílica Santuario de la Santa Casa. Saludo que extendió a todas aquellas personas que en varias partes del mundo se han reunido para otras celebraciones dedicadas a la familia, como en Madrid.
(CdM - RV)

sábado, 28 de diciembre de 2013

La novedad histórica de la renuncia de Benedicto y la elección de Francisco: humildad y confianza en el Espíritu Santo que guía a la Iglesia. Por Hélène Destombes:

El démission du Pape Benoît XVI en ouvert de Grandes possibilités ...
 


La renuncia del Papa Benedicto XVI han abierto grandes posibilidades. Por ello creo que el verdadero gran evento de este año que ya termina ha sido, precisamente, la renuncia del Papa, un gesto realmente nuevo. 

Ha sido la novedad más grande en la historia de la Iglesia, que ha testimoniado una gran humildad y, al mismo tiempo, una gran confianza en el Espíritu Santo para el futuro de las cosas. 

Debemos estar muy agradecidos al Papa Benedicto XVI por haber abierto este horizonte y por hacer posible esta novedad del Papa Francisco. Creo que hay una continuidad entre la primera novedad a todos las que el Papa Francisco ha venido inaugurando luego. 

Mirando al 2013, creo que estamos en un momento de gran cambio en la historia de la Iglesia, que yo describo como pastoral, con la figura del Papa Francisco

La reforma es precisamente vivir el Evangelio y ser un cristiano

Je crois Que c'est tout d' abord la actitud - même du François Papa ; cette volonté ...
 

Creo que es la misma actitud del Papa Francisco, este deseo de establecer un contacto nuevo, más cerca del Pueblo de Dios. La primera reforma es ésta: ir más allá de todas las formas, de todos los protocolos para establecer contacto inmediato. Y al hacer eso, también proporciona un modelo para todos los obispos de proximidad pastoral, de búsqueda de una presencia pastoral que sea cálida, que sea misericordiosa, que brinde consuelo y que done una nueva esperanza. En la actitud y en los gestos del Papa Francisco hay una novedad y una promesa.

(CdM - RV)

Fiesta de san Juan, apóstol y evangelista. De los tratados de san Agustín

De los tratados de san Agustín, obispo, sobre la primera carta de san Juan

La Palabra, que se hizo carne, para que pudiera ser tocada con las manos, comenzó siendo carne cuando se encarnó en el seno de la Virgen María; pero no en ese momento comenzó a existir la Palabra, porque el mismo san Juan dice que existía desde el principio. Ved... su evangelio... “En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios.

Quizá alguno entienda la expresión "la Palabra de la vida" como referida a la persona de Cristo y no al mismo cuerpo de Cristo, que fue tocado con las manos. Fijaos en lo que sigue: Pues la vida se hizo visible. Así, pues, Cristo es la Palabra de la vida. ¿Y cómo se hizo visible? Existía desde el principio, pero no se había manifestado a los hombres, pero sí a los ángeles, que la contemplaban y se alimentaban de ella, como de su pan. Pero, ¿qué dice la Escritura? El hombre comió pan de ángeles.

Así, pues, la Vida misma se ha manifestado en la carne, para que, en esta manifestación, aquello que sólo podía ser visto con el corazón fuera también visto con los ojos, y de esta forma sanase los corazones. Pues la Palabra se ve sólo con el corazón, pero la carne se ve también con los ojos corporales. Éramos capaces de ver la carne, pero no lo éramos de ver la Palabra. La Palabra se hizo carne, a la cual podemos ver, para sanar en nosotros aquello que nos hace capaces de ver la Palabra.
Fuente News.Va

viernes, 27 de diciembre de 2013

Jesús transforma la muerte de cuantos lo aman en aurora de vida nueva

En un día gris y lluvioso, el Santo Padre Francisco rezó la oración mariana del Ángelus con los miles de fieles y peregrinos que se habían dado cita en la Plaza de San Pedro en la memoria litúrgica del primer mártir, san Esteban.
 

El Papa explicó ante todo que la liturgia prolonga la Solemnidad de la Navidad durante ocho días con un tiempo “de alegría para todo el Pueblo de Dios”. Y dijo que en este segundo día de la octava se coloca la fiesta del primer mártir de la Iglesia, a quien el libro de los Hechos de los Apóstoles presenta como a un hombre “lleno de fe y del Espíritu Santo” que había sido elegido, junto a otros seis, para el servicio a las viudas y a los pobres en la primera comunidad de Jerusalén.
 

Al recordar su martirio, Francisco afirmó que Esteban murió como Jesús, pidiendo el perdón por sus asesinos. Y añadió que en el clima gozoso de la Navidad, esta conmemoración podría parecer fuera de lugar, puesto que la Navidad es la fiesta de la vida que nos infunde sentimientos de serenidad y de paz.
“¿Por qué turbar entonces este encanto con el recuerdo de una violencia tan atroz?”, se preguntó el Pontífice. 

En realidad, explicó, desde el punto de vista de la fe, la fiesta de San Esteban está en plena sintonía con el significado profundo de la Navidad; porque en el martirio, la violencia es vencida por el amor, la muerte es vencida por la vida.
 


Tras reafirmar que la Iglesia ve en el sacrificio de los mártires su “nacimiento en el cielo”, el Santo Padre dijo que celebramos entonces la “navidad” de Esteban, que brota profundamente de la Navidad de Cristo. Porque Jesús transforma la muerte de cuantos lo aman “¡en aurora de vida nueva! A la vez que en el martirio de Esteban se reproduce la misma lucha entre el bien y el mal, entre el odio y el perdón, entre la mansedumbre y la violencia, que tuvo su culmen en la Cruz de Cristo. 

Por esta razón, prosiguió, la memoria del primer mártir “disuelve una falsa imagen de la Navidad: ¡la imagen fantástica y empalagosa, que en el Evangelio no existe”! De ahí que la liturgia nos conduce al sentido auténtico de la Encarnación, relacionando Belén con el Calvario y recordándonos que la salvación divina implica la lucha contra el pecado y pasa a través de la puerta estrecha de la Cruz.
Se trata, insistió el Papa, del camino que Jesús indicó claramente a sus discípulos, puesto que quien persevera hasta el fin, será salvado, como afirma el Evangelio. 


Por esta razón, rezamos de modo particular por los cristianos que padecen discriminaciones a causa del testimonio hecho a Cristo y al Evangelio. De ahí la invitación de Francisco de estar cercanos a estos hermanos y hermanas nuestros que, como San Esteban, son acusados injustamente y hechos objeto de violencias de todo tipo.
 


El Papa Francisco también dijo que esto sucede especialmente “donde la libertad religiosa aún no está garantiza o no ha sido plenamente realizada”. Sin embargo, añadió, sucede también en países y ambientes en los que se tutelan la libertad y los derechos humanos, pero donde, de hecho, los creyentes, y, especialmente los cristianos, encuentran limitaciones y discriminaciones. Lo cual no asombra a los cristianos, porque Jesús lo preanunció como ocasión propicia para dar testimonio. Mientras en el ámbito civil, “la injusticia debe ser denunciada y eliminada”.
El Santo Padre concluyó pidiendo a María, Reina de los Mártires, que nos ayude a vivir la Navidad con ese ardor de fe y de amor que brilla en San Esteban y en todos los mártires de la Iglesia.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Solemnidad de la Natividad del Señor. Benedicto XVI, Mensaje Urbi Et Orbi,

Reflexión Espiritual
Benedicto XVI, Mensaje Urbi Et Orbi, 25 de diciembre de 2010

«El Verbo se hizo carne». Ante esta revelación, vuelve a surgir una vez más en nosotros la pregunta: ¿Cómo es posible? El Verbo y la carne son realidades opuestas; ¿cómo puede convertirse la Palabra eterna y omnipotente en un hombre frágil y mortal? No hay más que una respuesta: el Amor. El que ama quiere compartir con el amado, quiere estar unido a él, y la Sagrada Escritura nos presenta precisamente la gran historia del amor de Dios por su pueblo, que culmina en Jesucristo. [...]

Dios es Amor... Es en sí mismo comunión, unidad en la Trinidad, y cada una de sus obras y palabras tienden a la comunión. La encarnación es la cumbre de la creación. Cuando, por la voluntad del Padre y la acción del Espíritu Santo, se formó en el regazo de María Jesús... el principio ordenador del universo, el Logos, comenzó a existir en el mundo, en un tiempo y en un lugar. [...]

En la noche del mundo se enciende una nueva luz, que se deja ver por los ojos sencillos de la fe... Si la verdad fuera sólo una fórmula matemática, en cierto sentido se impondría por sí misma. Pero si la Verdad es Amor, pide la fe, el «sí» de nuestro corazón.

Fuente: News. va

Papa Francisco en Noche Buena: "Jesús es el amor hecho carne"


"Nuestra identidad como creyentes es la de peregrinos hacia la tierra prometida. El Señor acompaña siempre esta historia", el Papa en la misa de Nochebuena


La noche del martes en una Basílica de San Pedro repleta de fieles, el Papa Francisco celebró la primera misa de gallo de su pontificado. El Obispo de Roma empezó su homilía citando la profecía de Isaías «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande» (Is 9,1): conmovedora, especialmente en esta Noche de Navidad. Nos conmueve, observó el Papa, porque dice la realidad de lo que somos: un pueblo en camino, y a nuestro alrededor –y también dentro de nosotros– hay tinieblas y luces. Y en esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende: el pueblo en camino ve una gran luz. Una luz que nos invita a reflexionar en este misterio: misterio de caminar y de ver.

El Pontífice reflexionó asimismo sobre nuestra identidad como creyentes, que es la de peregrinos hacia la tierra prometida. El Señor acompaña siempre esta historia. También en nuestra historia personal se alternan momentos luminosos y oscuros, luces y sombras. Si amamos a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera.

La gracia que ha aparecido en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero, reflexionó Francisco, notando además que Él ha venido a nuestra historia, ha compartido nuestro camino. Ha venido para librarnos de las tinieblas y darnos la luz. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: el nacimiento de Jesús. Fueron los primeros porque eran de los últimos, de los marginados. Jesús es el Amor hecho carne. Los pastores fueron los primeros que vieron esta “tienda”, que recibieron el anuncio dY fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño. Que en esta Noche compartamos la alegría del Evangelio: Dios nos ama, nos ama tanto que nos ha dado a su Hijo como nuestro hermano, como luz para nuestras tinieblas.

“No teman”, repitió Francisco a todos. “Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama, nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa las tinieblas. Él es nuestra paz”.

(RC-RV)

martes, 24 de diciembre de 2013

ORAR CON EL SALMO DE HOY: CANTARÉ ETERNAMENTE EL AMOR DEL SEÑOR


Del Salmo 88 (89)

Cantaré eternamente el amor del Señor, 
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. 

Porque tú has dicho: «Mi amor se mantendrá eternamente, 
mi fidelidad está afianzada en el cielo. 
Yo sellé una alianza con mi elegido, 
hice este juramento a David, mi servidor: 
«Estableceré tu descendencia para siempre, 
mantendré tu trono por todas las generaciones». 

Él me dirá: «Tú eres mi padre, 
mi Dios, mi Roca salvadora». 
Yo lo constituiré mi primogénito, 
el más alto de los reyes de la tierra. 
Le aseguraré mi amor eternamente, 
y mi alianza será estable para él;

El Señor viene y verán su gloria, el Papa el lunes en Santa Marta

  En Navidad, como María, hagamos lugar para Jesús que viene. Fue la exhortación del Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta. El Santo Padre resaltó que el Señor visita todos los días a su Iglesia y puso en guardia de la actitud de cerrazón de nuestra alma. El cristiano, dijo, debe vivir siempre en vigilante espera del Señor.

La Navidad está cerca. En estos días que anteceden el nacimiento del Señor, el Obispo de Roma subrayó que la Iglesia, como María, está en espera de un parto. También Ella, observó, “sentía aquello que sienten todas las mujeres en ese tiempo”. Siente esas “percepciones interiores en su cuerpo, en su alma” que el hijo está llegando. María, dijo el Papa, siente en el corazón que quiere mirar el rostro de su Niño. Nosotros como Iglesia, agregó, “acompañamos a la Virgen en este camino de espera” y casi “queremos apresurar este nacimiento" de Jesús. El Señor viene dos veces, añadió el Santo Padre, “aquella que conmemoramos ahora, el nacimiento físico” y aquella en que “vendrá al final a cerrar la historia”. Pero, como afirma San Bernardo, hay también un tercer nacimiento:



“Hay una tercera venida del Señor: aquella de cada día. ¡El Señor visita a su Iglesia cada día! Visita a cada uno de nosotros y también nuestra alma entra en esta semejanza: nuestra alma asemeja a la Iglesia, nuestra alma asemeja a María. Los padres del desierto dicen que María, la Iglesia y nuestra alma son femeninas y aquello que se dice de una, análogamente se puede decir de la otra. Nuestra alma también está en espera, en esta espera por la venida del Señor; un alma abierta que llama: '¡Ven, Señor!'”. 


Y también a cada uno de nosotros, en estos días, prosiguió, “El Espíritu Santo nos mueve a hacer esta oración: ¡Ven! ¡Ven!”. Todos los días de Adviento, recordó el Pontífice, “hemos dicho en el prefacio que nosotros, la Iglesia, como María, estamos vigilantes en la espera”. Y la vigilancia, evidenció, “es la virtud” del peregrino. ¡Todos nosotros “somos peregrinos!”: 



“Y me pregunto: ¿estamos en espera o estamos cerrados? ¿Somos vigilantes o nos quedamos seguros en un albergue, a lo largo del camino y no queremos ir más adelante? ¿Somos peregrinos o somos errantes? Por esto la Iglesia nos invita a rezar este '¡Ven!', a abrir nuestra alma y que nuestra alma sea, en estos días, vigilante en la espera. ¡Vigilar! ¿Qué cosa sucede en nosotros si viene el Señor o si no viene? Si hay lugar para el Señor o hay lugar para fiestas, para comprar cosas, hacer barullo… ¿Nuestra alma está abierta, como está abierta la Santa Madre Iglesia y como estuvo abierta la Virgen? ¿O nuestra alma está cerrada y hemos puesto un letrerito en la puerta, muy educado, que dice: '¡Se ruega no molestar!?'”. 



“El mundo – advirtió Francisco – no termina con nosotros, nosotros no somos los más importantes en el mundo: ¡es el Señor, con la Virgen y con la Madre Iglesia!”. “Nos hará bien repetir” la invocación: “¡O sabiduría, o llave de David, o Rey de los pueblos, ven!”: 


“Y hoy repetir tantas veces '¡Ven!', e intentar que nuestra alma no sea un alma que diga: 'Se ruega no molestar'. ¡No! Que sea un alma abierta, que sea un alma grande, para recibir en estos días al Señor y que comience a sentir aquello que mañana nos dirá la Iglesia en la antífona: ‘¡Sepan que hoy viene el Señor! ¡Y mañana verán su gloria!’”.
(RC-RV)

lunes, 23 de diciembre de 2013

"EL ODIO Y EL RENCOR ENVENENAN EL ALMA"

EL ANGELUS DEL PAPA FRANCISCO: TEXTO COMPLETO

El Santo Padre Francisco rezó la oración mariana del Ángelus con los miles de fieles y peregrinos que se habían dado cita en la Plaza de San Pedro en el IV Domingo de Adviento.

Antes de invocar a la Madre de Dios, el Obispo de Roma recordó que en esta ocasión el Evangelio nos relata los hechos que precedieron al nacimiento de Jesús, y que el evangelista Mateo nos los presenta desde el punto de vista de San José, el esposo prometido de la Virgen María:

«Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este IV Domingo de Adviento, el Evangelio nos relata los hechos que precedieron al nacimiento de Jesús, y el evangelista Mateo los presenta desde el punto de vista de San José, el esposo prometido de la Virgen María.

José y María vivían en Nazaret; aún no habitaban juntos, porque el matrimonio todavía no se había celebrado. Mientras tanto, María, después de haber acogido el anuncio del Ángel, estaba encinta por obra del Espíritu Santo. Cuando José se da cuenta de este hecho, permanece desconcertado.

El Evangelio no explica sus pensamientos, pero nos dice lo esencial: él trata de hacer la voluntad de Dios y está dispuesto a la renuncia más radical. En lugar de defenderse y de hacer valer sus propios derechos, José elige una solución que para él representa un enorme sacrificio. Y el Evangelio dice: “Como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto” (1, 19).

¡Esta breve frase resume un verdadero y propio drama interior, si pensamos en el amor que José tenía por María! Pero también en semejante circunstancia, José desea hacer la voluntad de Dios y decide, seguramente con gran dolor, despedir a María en secreto.

Es necesario meditar sobre estas palabras, para entender cuál fue la prueba que José tuvo que sostener en los días que precedieron el nacimiento de Jesús. Una prueba semejante a la del sacrificio de Abraham, cuando Dios le pidió a su hijo Isaac (Cfr. Ge 22): renunciar a lo más precioso, a la persona más amada.

Pero, como en el caso de Abraham, el Señor interviene: ha encontrado la fe que buscaba y abre un camino diverso, un camino de amor y de felicidad: “José – le dice – no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo” (Mt 1, 20).

Este Evangelio nos muestra toda la grandeza de espíritu de San José. Él estaba siguiendo un buen proyecto de vida, pero Dios reservaba para él otro designio, una misión más grande. José era un hombre que escuchaba siempre la voz de Dios, profundamente sensible a su secreto deseo, un hombre atento a los mensajes que le llegaban de lo profundo del corazón y de lo alto.

No se obstinó en perseguir su proyecto de vida, no permitió que el rencor le envenenara el ánimo, sino que estuvo listo para ponerse a disposición de la novedad que se le presentaba de modo desconcertante. Y así, ¡era un hombre bueno! No odiaba, y no permitió que el rencor le envenenara el ánimo. 

¡Pero cuántas veces a nosotros el odio, también la antipatía, el rencor nos envenenan el alma! ¡Esto hace mal! No lo permitan jamás, él es un ejemplo de esto. Y de este modo José se volvió más libre y grande aún. Aceptándose según el designio del Señor, José se encuentra plenamente, más allá de sí mismo. Esta libertad suya de renunciar a lo que es suyo, a la posesión de su propia existencia, y esta plena disponibilidad interior suya a la voluntad de Dios, nos interpelan y nos muestran el camino.

Nos disponemos entonces a celebrar la Navidad contemplando a María y a José: María, la mujer llena de gracia que ha tenido el coraje de encomendarse totalmente a la Palabra de Dios; José, el hombre fiel y justo que ha preferido creer al Señor en lugar de escuchar las voces de la duda y del orgullo humano. Con ellos, caminamos juntos hacia Belén».
De News.va

Comentario evangélico para el domingo 22 de diciembre de 2013. José Antonio Pagola.

El evangelista Mateo tiene un interés especial en decir a sus lectores que Jesús ha de ser llamado también “Emmanuel”. Sabe muy bien que puede resultar chocante y extraño. ¿A quién se le puede llamar con un nombre que significa “Dios con nosotros”? Sin embargo, este nombre encierra el núcleo de la fe cristiana y es el centro de la celebración de la Navidad.
Ese misterio último que nos rodea por todas partes y que los creyentes llamamos “Dios” no es algo lejano y distante. Está con todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer de manera razonable que Dios está conmigo, si yo no tengo alguna experiencia personal por pequeña que sea?
De ordinario, a los cristianos no se nos ha enseñado a percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro interior. Por eso, muchos lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del Universo. Otros lo buscan adorando a Cristo presente en la eucaristía. Bastantes tratan de escucharlo en la Biblia. Para otros, el mejor camino es Jesús.
El misterio de Dios tiene, sin duda, sus caminos pero se puede decir que, en la cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera dentro de nosotros, difícilmente lo hallaremos fuera.ara hacerse presente en cada vida.  Por el contrario, si percibimos su presencia en nuestro interior, nos será más fácil rastrear su misterio en nuestro entorno.
¿Es posible? El secreto consiste, sobre todo, en saber estar con los ojos cerrados y en silencio apacible, acogiendo con un corazón sencillo esa presencia misteriosa que nos está alentando y sosteniendo. No se trata de pensar en eso, sino de estar “acogiendo” la paz, la vida, el amor, el perdón… que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser.
Es normal que, al adentrarnos en nuestro propio misterio, nos encontremos con nuestros miedos y preocupaciones, nuestras heridas y tristezas, nuestra mediocridad y nuestro pecado. No hemos de inquietarnos, sino permanecer en el silencio. La presencia amistosa que está en el fondo más íntimo de nosotros nos irá apaciguando, liberando y sanando.

Karl Rahner, uno de los teólogos más importantes del siglo veinte, afirma que, en medio de la sociedad secular de nuestros días, “esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre”. El misterio último de la vida es un misterio de bondad, de perdón y salvación, que está con nosotros: dentro de todos y cada uno de nosotros. Si lo acogemos en silencio, conoceremos la alegría de la Navidad.
Por José Antonio Pagola

Investigando estafas

C.S.I. Las Vistillas: investigando estafas

lego detectiveHabitualmente, cuando escuchamos la palabra estafa pensamos en dinero. Y, efectivamente, la estafa es un delito económico. Pero si estrapolamos las características de la estafa al resto de nuestra vida, nos puede ayudar mucho a no ser estafados en otros ámbitos de la vida, no sólo en lo económico, ya que también podemos ser estafados en lo afectivo y lo espiritual.
La característica fundamental de la estafa, lo que ayuda al autor a conseguir su objetivo, es el engaño. El estafador hace ver que ofrece un bien para obtener su beneficio. Tenemos un primer ejemplo de estafa en el Génesis, con Adán y Eva. Esta estafa sería de tipo espiritual, en la que el hombre se aleja de Dios.

Estudiemos el engaño de forma esquemática:


  • La serpiente presenta la tentación como un bien. La serpiente no le dice a Eva que no haga caso a Dios, sino que le presenta su engaño como la auténtica Verdad: Dios te ha dicho una cosa, pero la Verdad es otra. Es decir, las tentaciones, siempre se nos van a presentar como algo bueno.
  • La estafa, a corto plazo, es beneficiosa para la víctima. Es decir, durante un tiempo, la víctima cree haber salido beneficiada. El estafador sacrifica el corto plazo por el largo. Así vemos cómo Eva tras comer la manzana percibe su bondad y recomienda a Adán que también coma.
  • Las consecuencias de la estafa intentan ser solucionadas con parches, sin acudir a la raíz. Tras ser estafados, Adán y Eva se dan cuenta de que están desnudos, y en lugar de acudir a Dios, se visten con hojas de higuera.

Esta misma dinámica la podemos ver en nuestras vidas diarias, cuando somos estafados vitalmente, con conceptos erróneos de felicidad, amor, diversión, libertad, relación con Dios… Podemos poner ejemplos: se nos presenta el amor como una acumulación sentimientos buenos compartidos entre dos personas (lo cual tiene parte de verdad), nos entregamos a esa forma de vivir el amor y en el corto plazo nos resulta positivo, pero a largo plazo solemos constatar un vacío en la relación que no sabemos cómo llenar. A partir de aquí, las soluciones suelen ser dispares, porque el disfrute a corto plazo nos engaña y nos hace ver que nuestro problema no es la forma de vivir el amor, sino cualquier otra.

En la vida diaria, cuando constatamos que algo va mal, lo importante es no caer en la desesperanza de pensar que “la vida es así”, sino buscar la Verdad. La Verdad en el Amor, la Felicidad, la Libertad…
¡Ojo con las estafas! Están por todas partes, y sólo Cristo, Camino, Verdad y Vida nos muestra cómo y por dónde caminar.
En próximos artículos iremos descubriendo estafas concretas, en las que caemos a diario.
Fuente: Seminario de Madrid.

Nacimiento de San Juan Bautista


Evangelio según San Lucas 1,57-66.

Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.

Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.

A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".

Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".

Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.

Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.

Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.

Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.

Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.
De News.va

domingo, 22 de diciembre de 2013

Cuarto domingo de Adviento




Hoy, cuando miremos la corona de Adviento con sus cuatro velas encendidas, notaremos que brilla más... que tiene más luz que las semanas anteriores... y es que según hemos ido avanzando durante este tiempo de Adviento, las tinieblas se han ido disipando para darle paso a la Luz verdadera que está por llegar...

Es la misma experiencia que tuvieron los Magos de Oriente y los pastores... según la estrella se aproximaba al Pesebre, brillaba con más fuerza, con más intensidad... señalando que el Mesías estaba por nacer... que la Luz iba a entrar al mundo...

A unos días de Navidad... pidámosle a Dios la gracia de abrir nuestros corazones y dejarnos alumbrar por la Luz que viene de lo alto... para que con María y José, los ángeles, los Magos y los pastores... entonemos todos juntos un canto de alabanza a nuestro Dios...

Oración para encender la 4ta vela de Adviento

Al encender esta cuarta vela, en el último domingo de Adviento, pensemos en la Virgen, Madre de Jesús y nuestra Madre. Nadie le esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie le recibió con más alegría.

Tú Señor, te encarnaste en Ella, como el grano de trigo se siembra en el surco. Y en sus brazos encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el amor, y en el trabajo de cada día.

¡Marana tha, ven, Señor, Jesús!
De Tengo sed de Ti

sábado, 21 de diciembre de 2013

San Francisco de Asís hacía locuras en Navidad, cuenta el P. Cantalamessa

En esta ocasión el P. Cantalamessa se refirió al misterio de la Encarnación contemplado con los ojos de Francisco de Asís. En esta última medicación de Adviento el predicador abordó cuatro puntos referidos a Greccio y la institución pesebre; La Navidad y los pobres; Amar, socorrer, evangelizar a los pobres y la alegría en los cielos y en la tierra.
Para Francisco de Asís, la Navidad no era sólo una ocasión para llorar sobre la pobreza de Cristo; era también la fiesta que tenía el poder de hacer estallar toda la capacidad de alegría que tenía en su corazón, y que era inmensa. En Navidad él, literalmente, hacía locuras.
Y explicó que san Francisco de Asís quería que en este día los pobres y los mendicantes fueran saciados por los ricos, y que los bueyes y los asnos recibieran una ración de alimento más abundante. Mientras decía, que si pudiera hablar con el emperador, le suplicaría que emanara un edicto general, en el que se ordenara que todos los que tuvieran la posibilidad esparcieran por las calles el trigo y cereales, a fin de que en un día de tanta solemnidad los pájaros y especialmente las hermanas alondras, tuvieran comida en abundancia.
El Santo de Asís, prosiguió el P. Cantalamessa, se volvía como uno de aquellos niños que están con los ojos llenos de estupor ate el pesebre. Y recordó que su biógrafo cuenta que durante la función natalicia en Greccio, cuando pronunciaba el nombre “Belén” llenaba su boca de voz y más aún de tierno afecto, produciendo un sonido semejante al balido de una oveja. Y cada vez que decía “Niño de Belén” o “Jesús”, se pasaba la lengua por los labios, casi como para gustar y conservar toda la dulzura de estas palabras.
El predicador terminó recordando el villancico que expresa perfectamente los sentimientos de San Francisco ante el pesebre, lo que no sorprende, dijo, si pensamos que sus palabras y su música tienen como autor a otro santo como él, San Alfonso María de Ligorio. Escuchándolo, en el tiempo natalicio, afirmó, dejémonos conmover por su mensaje sencillo, pero esencial:
“Bajas de las estrellas, oh Rey del Cielo. Y vienes en una gruta, al frío y al hielo. A ti que eres del mundo el Creador, faltan vestidos y fuego, oh mi Señor. Querido elegido niñito, cuánto esta pobreza me inspira amor para ti. Luego que el amor te hizo aún más pobre”.
“Santo Padre, Venerables Padres, hermanos y hermanas, concluyó diciendo el P. Raniero Cantalamessa, ¡Feliz Navidad!”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).

El silencio dejó crecer el misterio en la esperanza, el Papa el viernes en Santa Marta.

El misterio de nuestro encuentro con Dios se comprende en un silencio que no busca publicidad. Sólo el silencio custodia el misterio del camino que el hombre cumple con Dios. Lo aseguró el Papa Francisco en la homilía de la Misa presidida en la Casa de Santa Marta. Que el Señor, pidió el Santo Padre, nos dé "la gracia de amar el silencio", que tiene necesidad de ser "custodiado" lejos de toda "publicidad".
 

En la historia de la salvación, no el bullicio ni las plateas, sino la sombra y el silencio son los “lugares” que Dios ha elegido para manifestarse al hombre. Confines evanescentes de los que su misterio ha tomado de vez en vez una forma visible, ha tomado carne. La reflexión del Pontífice partió de los instantes de la Anunciación, propuesta por el Evangelio de hoy, de forma particular el pasaje en el que el Ángel dice a María que la potencia del Altísimo la “cubrirá con su sombra”. Como, en el fondo, casi de la misma sustancia de la sombra estaba también hecha la nube con la cual, recordó el Pontífice, Dios había protegido a los judíos en el desierto:
 

“El Señor siempre se ha ocupado del misterio y ha cubierto el misterio. No ha hecho publicidad al misterio. Un misterio que hace publicidad de sí no es cristiano, no es el misterio de Dios: ¡es una farsa de misterio! Y esto es lo que ocurrió aquí a la Virgen, cuando recibe a su Hijo: el misterio de su maternidad virginal está escondido. ¡Estuvo escondido toda la vida! Y Ella lo sabía. Esta sombra de Dios, en nuestra vida, nos ayuda a descubrir nuestro misterio: nuestro misterio del encuentro con el Señor, nuestro misterio del camino de la vida con el Señor”.
 

“Cada uno de nosotros – afirmó el Obispo de Roma – sabe cómo obra el Señor misteriosamente en nuestro corazón, en nuestra alma”. Y ¿cuál es – se preguntó – “la nube, la potencia, cual es el estilo del Espíritu Santo para cubrir nuestro misterio?”:
 

“Esta nube en nosotros, en nuestra vida se llama silencio: el silencio es precisamente la nube que cubre el misterio de nuestra relación con el Señor, de nuestra santidad y de nuestros pecados Este misterio que no podemos explicar. Pero cuando no hay silencio en nuestra vida, el misterio se pierde, se va. ¡Custodiar el misterio con el silencio! Aquella es la nube, aquella es la potencia de Dios para nosotros, aquella es la fuerza del Espíritu Santo”.
 

La Madre de Jesús ha sido el icono perfecto del silencio. Desde el anuncio de su excepcional maternidad hasta el Calvario. “Pienso, meditó Francisco, en cuantas veces ha guardado silencio y cuantas veces no ha dicho aquello que sentía para custodiar el misterio de la relación con su Hijo”, hasta el silencio más crudo, “al pie de la Cruz”:
 

“El Evangelio no nos dice nada: si ella dijo o no una palabra … Era silenciosa, pero dentro su corazón, ¡cuántas cosas decía al Señor! ‘Tú, aquel día - esto es lo que hemos leído - me has dicho que será grande; tú me has dicho que le habrías dado el Trono de David, su padre, que habría reinado por siempre ¡y ahora lo veo allí!’. ¡La Virgen era humana! Y quizás tenía ganas de decir: ‘¡Mentiras! ¡He sido engañada!’: Juan Pablo II decía esto, hablando de la Virgen en aquel momento. Pero Ella, con el silencio, ha cubierto el misterio que no comprendía y con este  silencio ha dejado que este misterio pudiese crecer y florecer en la esperanza”.