Madrid acoge este sábado un encuentro para informar a médicos y personal sanitario sobre la Naprotecnología, una forma de abordar los problemas de fertilidad desde la investigación médica y el respeto a la doctrina católica sobre la procreación
Desde su nacimiento, los métodos de diagnóstico de la fertilidad han servido a miles de parejas en todo el mundo no solo para distanciar sus embarazos, sino también para mejorar sus posibilidades de concebir. El motivo es sencillo: permiten detectar los días próximos a la ovulación, los únicos en los que es posible la fecundación.
Sin embargo, desde hace tres años, funciona en España la Naprotecnología. Esta corriente da un paso más allá: forma a médicos para que, desde el conocimiento y seguimiento del ciclo femenino, puedan diagnosticar y tratar un amplio abanico de problemas de fertilidad. Todo ello, desde el respeto al cuerpo de los esposos y a la doctrina católica sobre la procreación.
Este sábado a las 18 horas, la parroquia madrileña de San Germán acoge en su auditorio (c/ General Varela, 28) un encuentro informativo sobre Naprotecnología para médicos y personal sanitario.
¿Infertilidad de causa desconocida?
«Queremos que los médicos, enfermeros y farmacéuticos conozcan nuestra existencia. Primero, para que revisen sus propios diagnósticos de infertilidad, y para que puedan derivarlos hacia la Naprotecnología», explica Venancio Carrión, que se encarga de coordinar el contacto entre los pacientes, las médicos, y las monitoras del método Creighton.
Unas y otras son los dos pilares de la Naprotecnología: las monitoras enseñan a las pacientes el método Creighton de reconocimiento de la fertilidad, desarrollado por el Instituto Pablo VI para el Estudio de la Reproducción Humana de Omaha (Nebraska, Estados Unidos); y las médicos dirigen el diagnóstico y tratamiento utilizando esta información. De momento, solo hay dos en España.
«No somos una alternativa a las técnicas de reproducción asistida; no tenemos nada que ver. Nosotros no prometemos hijos, sino acompañamiento y un diagnóstico» que los médicos y clínicas de reproducción asistida muchas veces nunca dan. Una gran parte de los casos de infertilidad, explica Carrión, se atribuyen a «causas desconocidas» sin haberlos investigado en profundidad.
Detectar el problema permite ponerle remedio. Sin embargo, «muchos ginecólogos mandan a las parejas con problemas a una inseminación o una fecundación in vitro porque no conocen otra cosa».
Se buscan colaboradores
Otro objetivo del encuentro es que los ginecólogos puedan, si lo desean, convertirse en colaboradores. Las dos naprólogas españolas llevan casos de todo el país, cuando es necesario a distancia. Pero necesitan médicos dispuestos a realizar algunas pruebas en el lugar de residencia de los pacientes.
«En Barcelona tenemos dos colaboradores, que salieron de un encuentro similar al de este sábado que hicimos el año pasado en la ciudad condal –cuenta Carrión–. También estaría fenomenal que algún otro doctor se enamorara de la Naprotecnología para que, a medio plazo, también se enrolara» en el proyecto.
La formación en Naprotecnología dura unos seis meses, que incluyen dos visitas el Instituto Pablo VI de Estados Unidos, fundado en 1985 por el doctor Thomas W. Hilgers.
En España, esta forma de abordar la fertilidad funciona de forma organizada desde hace menos de un año, aunque las doctoras ya la practicaban antes. El nuevo método de trabajo les permite llevar a cada una unos 180 casos.
Desde la organización del encuentro del sábado se pide a los profesionales interesados en acudir que confirmen su asistencia a través de EventBrite. Los días 8 y 9 de diciembre se celebrará otro encuentro, ya abierto a todas las personas interesadas. Más información: www.naprotec.es.
María Martínez López
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