San Martín de Porres es patrono universal de la paz y ejemplo de sencillez, humildad y santidad. Fue el primer santo mulato de América, hijo no reconocido de un español y de una negra liberta. Vivió a caballo entre los siglos XVI y XVII (1579-1639). Juan XXIII lo elevó a los altares en Roma el 6 de mayo de 1962
San Martín de Porres es el primer santo mulato de la Iglesia Católica. Nacido en Lima en 1579, fue hijo no reconocido de un español y una negra liberta. Fue bautizado en la iglesia de San Sebastián. Años más tarde fue confirmado por Santo Toribio de Mogrovejo, primer azrobispo de Lima.
Con doce años se inició en el mundo de la peluquería. Compaginaba esta labor con la de asistente en la consulta de un dentista. Fue Fray Juan de Lorenzana quien, tras conocer al chaval, le anima a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario. Como era mulato no podía ser religioso, por lo que entró en el convento como donado. Desde aquel momento se entrega al servicio, la humildad, la obediencia y el amor, y todo ello por Dios.
Dentro del convento recibe el encargo de barrer, por lo que la escoba se convierte para él en una herramienta de su santificación. Dos años después de entrar en el convento le permiten convertirse en hermano cooperador. El 2 de junio de 1603 realiza su profesión religiosa definitiva. El padre Fernando Aragonés aseguró entonces: «Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor».
Las virtudes de San Martín empezaron a cobrar fama, y eran muchos los que acudían a él para ser curados. También abundaban los que le injuriaban por envidia.
El 3 de noviembre de 1639 el mulato murió mientras sus hermanos entonaban un credo a su alrededor. Mucha gente lloró su muerte. San Martin fue beatificado en 1837 por Gregorio XVI y canonizado por san Juan XXIII en 1962.
José Calderero @jcalderero
Alfa y Omega
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