miércoles, 1 de noviembre de 2017

Encuentro de catequistas en Madrid: «Dios se acerca a nosotros en los niños»


El sábado tuvo lugar en Madrid el Encuentro Diocesano de Catequistas, que ahondó en El proceso de conversión en la iniciación cristiana y en la espiritualidad de los más pequeños
«Estamos juntos, compartiendo la vocación más bella: ser dadores de la mano para el encuentro con el Señor»: así comenzó el delegado de Catequesis de Madrid, Manuel María Bru, el Encuentro Diocesano de Catequistas que tuvo lugar el pasado sábado en el Seminario Conciliar.
El acto contó con una intervención del profesor de San Dámaso Juan Carlos Carvajal, quien habló sobre la experiencia de fe de los niños«Un niño es una puerta abierta por la cual Dios se acerca a nosotros. No somos nosotros los que acercamos a los niños», matizó, al mismo tiempo que recordó que «Jesús dijo: Dejad a los niños acercarse a mí; no dijo: Acercad a los niños a mí».
Para Jesús, los niños son tan importantes que «plantea en la infancia todo el itinerario de madurez para alcanzar a Dios, porque los niños tienen una capacidad y una vivencia espiritual que les permiten tener un acceso fácil a las cosas de Dios. Nosotros, servidores de Dios, solo tratamos de discernir cómo Jesús se está haciendo presente en ellos, y en esta relación le abrimos la puerta al Padre». En realidad, «lo que Dios hace en el niño es lo que hizo con Jesús».
Por eso, los catequistas y los formadores de la fe de los más pequeños han de «trabajar a favor de lo que Dios ya hace en los niños», y deben «caer en la cuenta de que los sentimientos de los niños son el primer paso para hacerles dependientes de Dios. Los niños no solo tienen capacidad de Dios, tienen vivencias. El niño se reafirma en el amor. El amor, el contacto, construye. Cuando el niño siente que le aman se sabe valorado».
Asimismo, Carvajal recordó que «no se prepara la catequesis solo con material», porque para los niños «el asombro es la puerta del misterio. ¿Nosotros educamos en el asombro, o concretamos a Dios con definiciones? Hay que dejar abierta la puerta del misterio». Así, una infancia vivida de esta manera «permanece en el tiempo y nos prepara para ser hijos de Dios».
El Encuentro finalizó con una celebración de envío en la que el cardenal Osoro recordó a los catequistas: «Debéis antes ser testigos que maestros. El catequista es morada de Dios entre los hombres, y vosotros comunicáis la belleza de su rostro.
Antes de decir lo que tiene que decir a los demás, el catequista lo ha vivido y experimentado. Vosotros vivís para dar noticia de Cristo: noticia que sana, genera alegría y cura el corazón».
Alfa y Omega

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