En su primer encuentro con el nuevo embajador de España, que presentó sus cartas credenciales el pasado lunes, el Papa ha reiterado a Gerardo Bugallo «la postura contraria de la Santa Sede a toda autodeterminación que no esté justificada por un proceso de descolonización», según informa este jueves la revista Vida Nueva.
La crónica de su corresponsal Antonio Pelayo, consejero eclesiástico de la embajada de España ante la Santa Sede, añade que el Papa «manifestó el rechazo de la Iglesia a toda actitud que no esté basada en el respeto a la legalidad constituida».
Es la postura que el Santo Padre manifestó ya hace tiempo sobre Cataluña en una conferencia de prensa a bordo del avión papal, distinguiendo netamente la salida de una situación colonial «por emancipación» de la ruptura deliberada de un país «por secesión».
El problema creado por el intento de referéndum ilegal en Cataluña, realizado justo el día anterior, era evidentemente el tema principal de la primera visita de Gerardo Bugallo este lunes al Vaticano, pero el nuevo embajador prefirió no hacer ninguna comunicación a la prensa.
Según el semanario católico, el encuentro con el Papa duró veinte minutos, y la posterior reunión con el secretario de Estado se prolongó durante media hora.
El nuevo embajador «transmitió al Papa los saludos del Rey Felipe VI y del Gobierno, y le agradeció en su nombre y en el de todos los españoles la ayuda que la Iglesia ha prestado y sigue prestando a las capas más desfavorecidas de la sociedad».
A su vez, también según el semanario, el diplomático español -hasta hace poco embajador en Kiev- constató en su encuentro con el secretario de Estado «que el número dos de la Santa Sede demostró estar muy al corriente tanto de la situación catalana como de la ucraniana, y manifestó que en ambos casos la diplomacia vaticana patrocinaba actitudes de diálogo y de negociación para atajar las tensiones creadas, sin renunciar a soluciones pacíficas».
Al mismo tiempo, según fuentes vaticanas, Pietro Parolin es muy consciente de que en estos momentos no hay margen de negociación, y de que el Vaticano no puede mediar entre posturas irreconciliables cuando una de las partes no respeta la ley, como se demostró amargamente hace unos meses en Venezuela.
Juan Vicente Boo/ABC
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