Estar siempre en camino, dejarse sorprender por la mirada del Señor y estar en contacto con los que sufren fueron los consejos que ofreció el Papa Francisco a la Familia Vicenciana, también conocidos como vicentinos, en un mensaje con motivo del cuarto centenario del carisma.
De su fundador San Vicente de Paúl, Francisco recordó que «vivió siempre en camino, abierto a la búsqueda de Dios y de sí. Inflamado del deseo de dar a conocer a Jesús a los pobres, se dedicó intensamente al anuncio, especialmente a través de las misiones al pueblo, y cuidando de manera especial la formación de los sacerdotes».
«Deseo que este año de agradecimiento al Señor y profundización del carisma sea ocasión para acudir a la fuente, para refrescarse en las fuentes del espíritu original».
También les dijo que están llamados a «alcanzar las periferias de la condición humana, para llevar no vuestras capacidades, sino el Espíritu del Señor».
«Él os esparce en el mundo como semillas que germinan en tierra árida, como bálsamo de consuelo para quien está herido, como fuego de caridad para calentar tantos corazones congelados por el abandono o endurecidos por haber sido descartados».
El Obispo de Roma también advirtió de algunos peligros que pueden surgir con «ciertas formas de limosna y de ayuda» y que pueden alimentar «formas de explotación y de ilegalidad y no llevar a beneficios reales y duraderos».
No obstante, «su ejemplo nos estimula, al mismo tiempo, a dar espacio y tiempo a los pobres, a los nuevos pobres de hoy, a hacer nuestros sus pensamientos y problemas, porque un cristianismo sin contacto con los que sufre se transforma en un cristianismo desencarnado, incapaz de tocar la carne de Cristo».
ACI/Álvaro de Juana
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