“No teman –dijo el cardenal Pietro Parolin– sepan que están cerca del Papa y de la Iglesia universal, y traten de dar un gran testimonio de fe y amor en vuestra sociedad”.
Con estas palabras el secretario de Estado de la Santa Sede animó a los católicos rusos en el encuentro que tuvo con los sacerdotes católicos Kirill Gorbunov y Mikhail Fateev, de la archidiócesis católica de Moscú, el 22 de agosto de 2017, durante el viaje de cuatro días en Rusia. En este viaje se reunió con los más altos funcionarios del Estado y del patriarcado ortodoxo e hizo algunas confidencias sobre su sacerdocio. Traducimos del ruso.
“Quiero transmitir algo que puede parecer obvio, pero creo que puede ser significativo –dijo el Cardenal– y es tratar de no tener miedo y nunca desanimarse ante de las dificultades. (…) Si aspiramos a ser fieles al Señor, a amarlo y amarnos los unos a los otros, entonces el Señor estará con nosotros y nos ayudará”.
Y añadió: “Si estamos contentos con nuestra fe, nuestro encuentro con Cristo nos ayudará a dar respuestas a las preguntas de la gente y a los problemas de sus vidas”.
El Cardenal también hizo hincapié en que era importante “desarrollar la capacidad de dar testimonio”. Porque “de hecho cada uno tiene que mostrar a los demás la alegría de haber encontrado a Cristo, como indicó el papa Francisco. Ese encuentro puede realmente transformar toda nuestra vida, darle un significado profundo, a pesar de todos los problemas, de todos los sufrimientos que cada uno de nosotros debe enfrentar en esta vida.
Hay que ser testigos en esta sociedad, que ha heredado del pasado reciente el ateísmo, la indiferencia religiosa. Hay que mostrar a los otros que ser cristiano es bueno, eso es lo que llena la vida de significado”.
El cardenal Parolin respondió también a una pregunta sobre su vida sacerdotal diciendo que lamentaba la falta de tiempo para el trabajo pastoral: “Siempre he tratado de dar un carácter pastoral a la actividad diplomática que realizo. Pero, claramente tengo menos tiempo para esa”.
“Obviamente –continuó el cardenal italiano– como tengo más responsabilidades en la Curia Romana, al servicio del Papa, la oportunidad de consagrar el tiempo directamente a la actividad pastoral disminuye cada vez más. Aunque siempre me he esforzado por ello, porque fundamentalmente soy un sacerdote.
Creo que mi vocación es ser sacerdote. El hecho de que empezara a trabajar en la diplomacia de la Iglesia fue una coincidencia de circunstancias y no una elección consciente, como elegir el sacerdocio, ser siervo del Señor, pastor de la comunidad”.
El Cardenal confió que hacía “un gran esfuerzo para dedicar un cierto tiempo cada semana, cada mes” a las actividades pastorales. “Cuando eso sucede”, dijo, “lo hago con mucho agrado. Por ejemplo, recientemente he pasado diez días de vacaciones en las montañas para descansar y como no había una iglesia cerca, no había cura, por algún tiempo he cubierto con sus funciones. Por lo tanto sí, sucede …”.
Respondiendo a una pregunta sobre algún escritor espiritual o libro espiritual que sea importante para él, el Secretario de Estado dijo: “En cuanto a la espiritualidad, no tengo mucho tiempo para leer. Ahora leo por ejemplo los escritos de San Bernardo, y estos me ayudan en mi ministerio”.
ZENIT
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