La CUP quiere expropiar la catedral de Barcelona para reconvertirla en un economato municipal y una escuela de artes escénicas y música para que así el espacio vuelva a ser «para las clases populares» y la rocambolesca propuesta, que se lleva esta tarde al pleno del distrito de Ciutat Vella, no ha hecho más que levantar las críticas por el momento.
El canónigo decano de la catedral, Josep Ramon Pérez, se mostró ayer «extrañado» con la medida y destacó que el templo es el que más actividades de culto religioso realiza en Europa, «con cinco misas diarias, seis en domingos y festivos, y un sinfín de actividades y peregrinajes, por ejemplo a la cripta de Santa Eulalia».
Además, frente a las alegaciones de la CUP para cambiar sus hábitos, Pérez recordó que cada año más de un millón de personas participan en sus actividades religiosas, de las que medio millón son barceloneses.
Críticas de Cs y PP
La oposición en el Ayuntamiento también reaccionó a la propuesta. Por un lado, Cs denunció que la CUP quiere convertir la catedral en un nuevo Can Vies. «No lo vamos a permitir ni a tolerar, y vamos a hacer una crítica muy dura contra este tipo de propuestas que lo que hacen es desnaturalizar las instituciones y convertirlas en una especie de circo», comentó la edil Carina Mejías.
El PP consideró que la iniciativa de la CUP «es el esperpento hecho política» y «se descalifica por sí misma». «Ya no sorprende» que los «impresentables» de la CUP hagan propuestas políticas «ridículas», dijo el concejal Alberto Fernández, que recordó que el año pasado los anticapitalistas ya propusieron derribar el monumento a Colón.
Tras las críticas, la CUP emitió un comunicado en el que reiteraron su propuesta y en el que se instaron directamente al gobierno de Ada Colau a llevar a cabo la «revolución democrática» que prometían y cuestionaron si la iglesia tendrá más poder que las instituciones democráticas.
Anna Cabeza/ABC
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