A menudo se habla de la importancia del papel de los laicos en la Iglesia bajo la premisa de la asunción de responsabilidades a semejanza de sacerdotes y obispos.
Sin dejar de ser importante este punto, conviene subrayar que la misión de los seglares es mucho más amplia y está, sobre todo, de puertas hacia fuera de la parroquia, que es el lugar de la evangelización.
La Semana de Misionología ha puesto el foco estos días en las familias enviadas a territorio de misión, unas 250 en la actualidad.
Pero el lugar común de misión para el laico es su entorno inmediato. Muchos creyentes canalizan su vocación al apostolado a través de movimientos o de congregaciones religiosas, pero hay muchos más huérfanos de comunidad, a veces perdidos entre la masa parroquial.
Esos laicos de a pie, los de Misa dominical, es a los que la Iglesia quiere acompañar con un itinerario concreto para que crezcan en la fe y sepan dar razón de ella. La Acción Católica es la institución llamada en los próximos años a aglutinar a los laicos de parroquia, un proyecto que tendrá su puesta de largo a principios de agosto en Santiago de Compostela.
Alfa y Omega
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