El Papa Francisco recibió en audiencia este viernes en el Aula Pablo VI, a unos seis mil estudiantes, padres y profesores de a la experiencia educativa italiana Caballeros del Grial, que le recibieron con manifestaciones de alegría.
“Los Caballeros de San Esteban” que buscan el Grial, nació en el Movimiento de Comunión y Liberación. También había grupos que llegaron de España, Portugal, Francia y Suiza. Además de otros conectados por internet desde Paraguay y Brasil.
El papa Francisco respondió a diversas preguntas realizadas por estos estudiantes de los tres últimos años de la escuela primaria italiana.
Respondiendo a una pregunta, el Santo Padre señaló que “la vida es un continuo ‘buenos días’ y ‘adiós’. Muchas veces es un ‘adiós’ breve, pero otras es un ‘adiós’ para años o para siempre. Se crece conociendo y despidiendo. Si tú no aprendes a despedirte bien, jamás aprenderás a conocer nueva gente”.
El Santo Padre les animó también a mirar hacia uno de las paredes del Aula Pablo VI. “Mira a esa pared. ¿Qué hay detrás? ¿No lo sabes? Así es el modo en que una persona no puede crecer. Tiene un muro delante. No se sabe qué hay al otro lado”.
Po ello “debemos aprender a mirar la vida mirando horizontes. Siempre más, siempre más. Siempre adelante. Esto es el conocer nuevas gentes, conocer nuevas situaciones…”.
Lo que no significa olvidarse de los viejos amigos. “No, siempre hay un lindo recuerdo. Con frecuencia nos reencontramos con los antiguos compañeros, te saludan. Pero debemos continuar siempre adelante para crecer”.
¿Cómo cambiar al mundo? “Si ya es difícil para la gente grande, para la gente que ha estudiado, para la gente que tiene la capacidad de gobernar los países, cuanto más difícil será para un niño o una niña, ¿no?”
Y les preguntó: ¿Es posible? Dio el ejemplo de dos niños, uno que tiene dos caramelos en el bolsillo y comparte uno, en cambio el otro espera que su amigo se vaya para comerse los dos. “La primera es una actitud positiva, la otra es una actitud egoísta, negativa”, dijo.
“Para cambiar el mundo hace falta tener la mano abierta. La mano es un símbolo del corazón. Es decir, hace falta tener el corazón abierto”. O sea hay que “cambiar el mundo con las pequeñas cosas de cada día, con la generosidad, con el compartir, escuchando a los demás y creando actitudes de fraternidad”. Si alguno me insulta, y yo le insulto, eso es tener el corazón cerrado. En cambio, si alguno me insulta y yo no respondo, eso es tener el corazón abierto”. Y pidió: “¡Nunca respondáis al mal con el mal!”.
¿Cómo entender el sufrimiento? El Santo Padre señaló el caso de un hospital de niños, “¿Cómo se puede pensar que Dios ame a esos niños y les deje enfermar, les deje morir, muchas veces?”. Y añadió: “¿Por qué hay niños en el mundo que sufren hambre, mientras que en otros lugares del mundo derrochan? ¿Por qué?”. Reconoció que “hay preguntas que no se pueden responder con las palabras. No tengo palabras para explicarlo”. Si bien el Pontífice indicó que a veces no hay explicación “al por qué” sino al “para qué”.
“Pero detrás de ello, siempre está el amor de Dios”. Y ” si alguien te dice: ‘ven que te lo explico’, duda. Sólo te harán sentir el amor de Dios aquellos que te sostienen, que te acompañan y te llevan adelante”.
ZENIT
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