El papa Francisco realizó este miércoles una nueva audiencia general en la plaza de San Pedro, donde le aguardaban miles de peregrinos llegados desde toda Italia y de los más diversos países del mundo.
En este día de primavera, el Santo Padre en el Jeep blanco acompañado por tres niños, cruzó los corredores de la plaza, saludando y bendiciendo en particular a los pequeños y ancianos.
El Pontífice retomó en la catequesis el tema de la esperanza cristiana, relacionándola con el Espíritu Santo, y en español lo resumió así:
“Ante la solemnidad de Pentecostés, he deseado presentar hoy la relación que existe entre el Espíritu Santo y la esperanza”, dijo. Y precisó que “el Espíritu Santo sopla y mueve la Iglesia, camina con ella, por eso, del mismo modo que la Escritura paragona la esperanza a un ancla, que asegura el barco en medio del oleaje, también podemos compararla con una vela que recoge ese viento del Espíritu para que empuje nuestra nave”.
“Cuando decimos: «Dios de la esperanza» no significa solamente –prosiguió el Santo Padre– que Dios es el objeto de nuestro anhelo, algo que deseamos alcanzar en la vida eterna; sino que Dios es quien nos colma hoy y en cualquier lugar de su alegría y de su paz”.
“Hermanos –exhortó el Pontífice– estemos seguros de que nuestra esperanza no quedará defraudada, porque el Espíritu ha derramado en nuestros corazones el amor de Dios y da testimonio de que somos sus hijos”.
Así el sucesor de Pedro, indicó que “llenos de confianza, seremos capaces de afrontar cualquier tribulación y de ser sembradores de esperanza entre nuestros hermanos, consolando, defendiendo y asistiendo a todos, como el Paráclito nos enseña y nos guía”.
Al despedirse saludó cordialmente “a los peregrinos de lengua española, en particular a los que han venido para participar en la Vigilia de Pentecostés con ocasión de los 50 años de la Renovación Carismática Católica, así como a los demás grupos provenientes de España y Latinoamérica”.
“Los exhorto –concluyó el Papa– a perseverar en la oración, junto con María, Nuestra Madre, pidiendo a Jesús que el don del Espíritu Santo nos haga sobreabundar en la esperanza”.
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