viernes, 9 de junio de 2017

El cardenal Osoro reclama alternativas dignas a los CIE




El ejemplo de Ignacio Echeverría, el español asesinado en Londres, «nos dignifica a todos», dijo el cardenal Osoro al inaugurar en la tarde del jueves la Jornadas de Delegados y Agentes de Pastoral de Migraciones. El arzobispo de Madrid pidió al Gobierno la puesta en marcha de un corredor humanitario para refugiados
El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, inauguró este jueves las Jornadas de Delegados y Agentes de Pastoral de Migraciones, que alcanzan su edición número 27. El purpurado abordó el drama de la movilidad humana en nuestros días, la propuesta de justicia y compasión de la Iglesia frente a la cultura de la indiferencia, lo que dice la Doctrina Social de la Iglesia y, para terminar, compartió los sueños que tiene con respecto a esta realidad. Sueños que pasan por el establecimiento en España de los corredores humanitarios que tan bien funcionan en Italia y por alternativas dignas a los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE).
«No podemos ser ajenos a este inmenso desafío que afecta a cuan creíble resulta Dios cuando se afea su rostro por tanto dolor insufrible generado por la violencia o la injusticia», afirmó nada más comenzar su intervención. Tras subrayar que los desplazamientos forzados por la guerra, el hambre, la persecución política, religiosa o cultural, el cambio climático o las hambrunas son «una de las más lacerantes heridas de nuestra humanidad», dirigió sus palabras a la «vieja Europa» y a sus gobernantes.
«No podemos abdicar de nuestro tiple origen cultural: la razón griega no puede ser desalojada por el emotivismo irracional; el derecho y la justicia romanos no pueden ser sustituidos por el miedo al diferente; y la compasión por la persona y su dolor, propia de la tradición judeo-cristiana, no puede ser olvidada sin más y descalificada como buenismo sin perdernos algo profundamente humano».
Y añadió: «Esa es la lección de Jesús de Nazaret y esa ha sido la del joven madrileño matado en Londres, Ignacio Echeverría, cuya muerte por defender a una mujer de su verdugo nos dignifica a todos».
El cardenal aclaró también que lo que se reclama para los refugiados no es más que su derechos, que «obligan a los países y a la comunidad internacional». Y recordó una frase: «A nadie se dé por caridad, lo que le es debido por justicia».
Tuvo palabras para la labor en este campo de la Iglesia, que «no ha permanecido impasible ante la tragedia de los refugiados y ha venido dando respuestas coordinadas de atención a los refugiados y ofertas concretas a los gobernantes». Entre ellas, citó los corredores humanitarios, que pueden servir de pasarela a la seguridad de las personas en situación de extrema vulnerabilidad. «Esperemos que vean la luz en España con la ayuda de la Comunidad de Sant Egidio y de toda la Iglesia», añadió.
El de los corredores humanitarios es, de hecho, uno de los sueños que el cardenal Osoro tiene con relación a la movilidad humana. También que Europa y España cumplan con los cupos prometidos o que en la frontera sur de nuestro país «no se trate a las personas como fardos a devolver en origen». Sueña también con la desaparición del «cáncer» de la trata y el tráfico de personas, con el cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros o con la capacidad de los cristianos de compartir el tesoro precioso del Evangelio. «Son sueños. Tengo muchísimos más. ¡No renunciemos a soñar! Los sueños son la antesala obligada de aquello que después se acaba por conseguir», concluyó.
Fran Otero
Alfa y Omega

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