«Estamos especialmente preocupados por que los caldeos sean devueltos a Irak, un país en el que la persecución contra los cristianos solo se ha reducido por los pocos que quedan», afirman las entidades caritativas católicas de Michigan sobre la redada del 11 de junio contra varias decenas de iraquíes
A la comunidad caldea en Estados Unidos le preocupa que las varias decenas de cristianos iraquíes detenidos hace unos días en la zona de Detroit (Michigan) sean deportados a Irak, donde sus vidas corren peligro. El domingo 11 de junio, la Policía de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) detuvo en sus casas a unos 40 iraquíes, muchos de ellos cristianos caldeos.
En un comunicado, la policía explicaba que los arrestos se producen después de que Irak haya aceptado admitir a las personas originarias de este país que sean expulsadas de Estados Unidos. Los detenidos –continuaba el ICE– tenían antecedentes por crímenes violentos, desde robos hasta violación u homicidio. Los detenidos ya han cumplido sus sentencias, pero tenían órdenes de expulsión pendientes por tener antecedentes penales.
«Hay mucha confusión y enfado», afirmó el lunes monseñor Francis Kalabat, obispo al frente de la eparquía caldea de Santo Tomás Apóstol, que cubre todo Detroit. En esta ciudad, viven unos 150.000 caldeos. «Entendemos el dolor por el que están pasando muchos miembros de nuestra comunidad», reconocía el obispo, pero también llamaba a la calma: «Actuar de forma irrespetuosa delante de edificios federales solo causará daño, nada bueno», decía, refiriéndose a las manifestaciones de cientos de personas como respuesta a la redada.
Crímenes de hace décadas
«La Iglesia no se opone a la justicia, todos los criminales reincidentes que son un peligro para la sociedad deben ser detenidos» –aclaraba monseñor Kalabat–. Sin embargo, «muchos de los detenidos no son reincidentes, sino que durante las últimas décadas han sido buenos ciudadanos».
Monseñor Kalabat también criticaba que esta medida era incoherente con la Ley para la rendición de cuentas y la ayuda de emergencia por el genocidio [contra los cristianos] en Iraq y Siria, aprobada por el Congreso de Estados Unidos el 6 de junio de 2017.
El riesgo de volver a Irak
«Estamos especialmente preocupados por la posibilidad de que los caldeos sean devueltos a Irak, un país en el que la persecución contra los cristianos solo se ha reducido por los pocos que quedan», afirma en un comunicado la entidad que engloba a las asociaciones caritativas católicas de la zona sureste de Michigan (CCSEM).
Este texto cuestiona «la elección del momento en que se han producido los arrestos, y su necesidad». Critican que centrar la lucha contra los crímenes graves en la comunidad inmigrante y refugiada es «desigual e inconsistente», y que apenas se ha justificado qué antecedentes criminales tienen los detenidos o «cómo estas redadas hacen que las comunidades sean más seguras».
Tanto la eparquía como CCSEM llevan desde el domingo en contacto con diversas instituciones, como el Departamento de Estado o la Embajada iraquí; así como con la Conferencia Episcopal Estadounidense y organizaciones de ayuda a los inmigrantes para valorar qué se puede hacer para «detener esta hemorragia», en palabras del obispo.
María Martínez López
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