Dios siempre es fiel a su alianza: fue fiel con Abraham y a la salvación prometida en Su Hijo Jesús. Lo afirmó el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Francisco exhortó a detenernos hoy, durante unos diez minutos, para pensar en nuestra propia historia y descubrir la belleza del amor de Dios, incluso en medio de las cosas feas, que todos conocemos en la vida.
El Pontífice desarrolló su meditación entorno a la figura Abraham, presentada por la liturgia del día. En efecto, en la Primera Lectura se narra acerca de la alianza que Dios hizo con él, a quien Jesús llama “padre”. También aludió a los fariseos, a quienes se refiere el Evangelio. De Abraham el Papa Bergoglio dijo que confía en Dios y obedece cuando es llamado a irse a otra tierra que habría recibido en herencia.
Abraham, hombre de fe, experimenta que Dios no lo había engañado
Hombre de fe y de esperanza, cree cuando se le dice que habría tenido un hijo, “a la edad de más de100 años”, con “la mujer estéril”. “Si alguien tratara de hacer una descripción de la vida de Abraham, podría decir: ‘Éste es un soñador’” – dijo el Papa – y añadió que algo de soñador tenía, pero de “aquel sueño de la esperanza”, no era un loco, y explicó:
“Puesto a la prueba, después de haber tenido el hijo, hijo muchacho, adolescente, se le pide que lo ofrezca en sacrificio: obedeció y fue contra toda esperanza. Y éste es nuestro padre Abraham, que va adelante, adelante, adelante y cuando Jesús dice que Abraham vio su día, vio a Jesús, estuvo lleno de alegría. Sí: vio en promesa eso y esa alegría de ver la plenitud de la promesa de la alianza, la alegría de ver que Dios no lo había engañado, que Dios – como hemos rezado en el Cántico litúrgico – es siempre fiel a su alianza”.
El mismo Salmo responsorial invita a recordar las maravillas, Sus prodigios. Esto para nosotros, estirpe de Abraham, es como cuando pensamos en nuestro padre que se ha ido, y recordamos “las cosas buenas de papá” y pensamos: “Pero ¡es grande papá!”.
La promesa de Dios es hacer a Abraham padre de una multitud de naciones y él obedece
El pacto, por parte de Abraham, consiste en haber “obedecido siempre”, dijo Francisco. La promesa de Dios es convertirlo en “padre de una multitud de naciones”. “Ya no te llamarás Abram, sino Abraham” le dice el Señor. Y Abraham creyó. Después, en otro diálogo, siempre en el libro del Génesis, Dios le dice que su descendencia será numerosa como las estrellas del cielo y la arena que está en la orilla del mar. Y hoy nosotros “podemos decir”: “Yo soy una de aquellas estrellas. Yo soy un granito de arena”.
Mirar la Historia: somos un pueblo
Por lo tanto, entre Abraham y nosotros, está la otra Historia – dijo el Papa – la historia del Padre de los Cielos y de Jesús que por esto dice a los fariseos que Abraham exultó en la esperanza de ver “mi día”. “Lo vio y estuvo pleno de alegría”. Éste es el gran mensaje y la Iglesia hoy invita precisamente a detenerse y a mirar “nuestras raíces”, “a nuestro padre” que “nos ha hecho pueblo, cielo pleno de estrellas, playas llenas de granitos de arena”:
“Mirar la Historia: yo no estoy solo, soy un pueblo. Vamos juntos. La Iglesia es un pueblo. Pero un pueblo soñado por Dios, un pueblo que ha dado un padre a la Tierra que obedeció, y tenemos un hermano que ha dado su vida por nosotros, para hacernos pueblo. Y así podemos mirar al Padre, agradecer; mirar a Jesús, agradecer; y mirar a Abraham y a nosotros, que somos parte del camino”.
Dios es fiel: detenerse para descubrir, también en medio de las cosas feas de la vida, la belleza del amor de Dios
Por último el Papa Francisco invitó a hacer “un día de memoria”, poniendo de manifiesto que “en esta gran Historia, en el marco de Dios y de Jesús, está la pequeña historia de cada uno de nosotros”:
“Los invito a dedicar hoy cinco minutos, diez minutos, sentados, sin radio, sin tv; sentados y pensar en la propia historia: las bendiciones y los problemas, todo. Las gracias y los pecados: todo. Y ver allí la fidelidad de aquel Dios que permaneció fiel a su alianza, ha permanecido fiel a la promesa que había hecho a Abraham, ha permanecido fiel a la salvación que había prometido en Su Hijo Jesús. Estoy seguro de que en medio de las cosas, tal vez feas – porque todos las tenemos, tantas cosas feas en la vida – si hoy hacemos esto, descubriremos la belleza del amor de Dios, la belleza de Su Misericordia, la belleza de la esperanza. Y estoy seguro de que todos nosotros estaremos llenos de alegría”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)
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