Alentando a «trabajar con determinación para promover las condiciones necesarias para un mundo sin armas nucleares», el Papa Francisco envió un Mensaje a la Conferencia de la ONU, para negociar un instrumento legalmente vinculante que prohíba las armas nucleares y que conduzca a su total eliminación, que comenzó el 27 de marzo en Nueva York.
El Mensaje pontificio fue leído por el Subsecretario para las Relaciones con los Estados, Jefe de la Delegación de la Santa Sede, Mons. Antoine Camilleri.
Reiterando lo que dijo ante la Asamblea General de la ONU, el Papa recuerda que el 25 de septiembre de 2015, subrayó que «el Preámbulo y el primer artículo de la Carta de las Naciones Unidas indican los cimientos de la construcción jurídica internacional: la paz, la solución pacífica de las controversias y el desarrollo de relaciones de amistad entre las naciones».
Y que «una ética y un derecho basados sobre la amenaza de la destrucción recíproca – y potencialmente de toda la humanidad – contradicen el espíritu mismo de las Naciones Unidas».
Por lo que, una vez más, el Papa Francisco señala que «debemos comprometernos por un mundo sin armas nucleares, aplicando plenamente el Tratado de no proliferación, en la letra y en el espíritu».
Considerando las principales amenazas contra la paz y la seguridad con sus múltiples dimensiones, en este mundo multipolar del siglo XXI, como por ejemplo el terrorismo, los conflictos asimétricos, la seguridad informática, los problemas ambientales, la pobreza, el Papa señala que «emergen no pocas dudas sobre la insuficiencia de la disuasión nuclear para responder eficazmente a dichos desafíos».
Preocupación que el Papa Francisco destaca considerando «las catastróficas consecuencias humanitarias y ambientales que se producen con el empleo de cualquier tipo de arma nuclear, con devastadores efectos indiscriminados e incontrolables en el tiempo y en el espacio».
En este contexto, el Mensaje del Papa hace hincapié también con preocupación en el «despilfarro de recursos» para las armas nucleares y objetivos militares: recursos «que, sin embargo, se podrían utilizar para prioridades más significativas, como la promoción de la paz y del desarrollo humano integral, así como la lucha contra la pobreza y la actuación de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible».
La comunidad internacional está llamada a adoptar estrategias de largo alcance para promover la paz para toda la humanidad
La paz y la estabilidad internacional no se pueden fundar sobre un «falso sentido de seguridad, sobre la amenaza de un destrucción recíproca», vuelve a reiterar el Papa, para luego recordar que «la paz se debe construir sobre la justicia, el desarrollo humano integral, el respeto de los derechos humanos fundamentales, la custodia de la creación, la participación de todos en la vida pública, la confianza entre los pueblos, la promoción de instituciones pacíficas, el acceso a la educación y a la salud, el diálogo y la solidaridad».
«El objetivo final de la eliminación total de las armas nucleares se vuelve un desafío y también un imperativo moral y humanitario», escribe el Papa Francisco, que alienta a la humanidad a aunar esfuerzos en un diálogo inclusivo:
«Los estados que poseen armas, los países que no las poseen, los sectores militares y privados, comunidades religiosas, sociedad civil, Organizaciones internacionales. En este esfuerzo debemos evitar aquellas formas de recriminación recíproca y de polarización que impiden el diálogo, en lugar de alentarlo».
El Mensaje del Papa termina deseando que los trabajos de la Conferencia de la ONU, para negociar un instrumento legalmente vinculante que prohíba las armas nucleares y que conduzca a su total eliminación, «puedan ser proficuos y puedan dar una contribución eficaz para avanzar en aquella ética de la paz y de la seguridad cooperativa multilateral, que tanto necesita hoy la humanidad».
(CdM – RV)
(from Vatican Radio)
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