Durante cincuenta años, la Ribera Occidental (West Bank), Jerusalén Este y Gaza han languidecido bajo ocupación, violando la dignidad humana tanto de los Palestinos como de los Israelíes. Este es un escándalo al que nunca debemos acostumbrarnos. Así lo asegura en un comunicado la Coordinadora de las Conferencias episcopales para la Iglesia en Tierra Santa y la Asamblea de Obispos de Católicos de Tierra Santa, “Holy Land Coordination” (HLC) que ha celebrado su encuentro anual del 13 al 19 de enero
Tal y como recuerdan ellos han pedido “justicia y paz cada año desde 1998”, pero “el sufrimiento continúa”. Así que esta llamada –añaden– debe hacerse aún más fuerte. Como obispos imploran a los cristianos de sus países de origen “que reconozcan nuestra propia responsabilidad en la oración, la conciencia y la acción”.
Los prelados recuerdan también que mucha gente en Tierra Santa ha pasado toda su vida bajo la ocupación, “con su segregación social polarizadora”, pero “todavía profesa esperanza y lucha por la reconciliación”. Por eso indican que ahora más que nunca, “merecen nuestra solidaridad”.
Todos tenemos “la responsabilidad de oponernos a la construcción de asentamientos”. Esta anexión de facto de la tierra –explican– no sólo socava los derechos de los palestinos en zonas como Hebrón y Jerusalén Este, sino que, como reconoció recientemente la ONU, pone también en peligro la posibilidad de paz. Todos tenemos “la responsabilidad de prestar asistencia al pueblo de Gaza, que continúa viviendo en medio de una catástrofe humanitaria causada por el hombre”. Al respecto recuerdan que han pasado una década bajo bloqueo, agravado por un estancamiento político causado por la mala voluntad de todas las partes. Todos tenemos –prosiguen los obispos– la responsabilidad de alentar la resistencia no violenta que, como nos recuerda el Papa Francisco, ha logrado grandes cambios en todo el mundo. “Esto es particularmente necesario ante las injusticias tales como la construcción continua del muro de separación en tierras palestinas, incluyendo el Valle de Cremisán”, advierten.
Y subrayan que “todos tenemos la responsabilidad de promover una solución de dos estados”. Todos tenemos — concluyen los obispos– la responsabilidad de ayudar a la Iglesia local, sus agencias, voluntarios y ONG’s. En las circunstancias más probadas muestran una gran capacidad de recuperación y realizan un trabajo que cambia la vida. “Es nuestra fe en Dios que nos da esperanza. Es el testimonio de los cristianos en Tierra Santa y especialmente de los jóvenes que conocimos, lo que nos inspira”, finaliza el mensaje.
Zenit
No hay comentarios:
Publicar un comentario