martes, 6 de diciembre de 2016

6 de diciembre: san Nicolás de Bari


San Nicolás nació en Patra de Licia (actualmente en territorio turco) en el año 280. Recibió una buena educación de sus padres, de los que, desgraciadamente, se quedó huérfano muy pronto. Su formación corrió a cargo de un tío suyo, a la sazón obispo de Mira, que le ayudó hasta que se ordenó sacerdote. Esa vida tampoco le llenaba, por lo que decidió abandonar el mundo y retirarse a la Tebaida, aquellos yermos en los que abundaban los monjes que llevaban una vida centrada en la oración y el sacrificio.
En ese remanso de paz se encontraba cuando falleció su tío el obispo: los ojos del clero y del pueblo se centraron en san Nicolás, al que, muy a su pesar no le quedó más remedio que entregarse en cuerpo y alma al gobierno de la diócesis. Según la leyenda, su consagración episcopal estuvo rodeada de milagros: uno de ellos cuenta que una mujer puso a los pies del nuevo obispo a su hijo que había sido abrasado por las llamas. San Nicolás le devolvió la vida.
En el año 325, mientras viajaba a Nicea para asistir al famoso concilio, se produjo uno de los tantos milagros que se le atribuyen, devolviendo también a la vida a tres jóvenes que habían sido matado por un bárbaro; de ahí que se le suela representar junto a un cubo y las tres cabezas de los resucitados. Si embargo, San Nicolás también sabía mostrarse firme y en Nicea fue uno de los obispos que condenó sin ambages las doctrinas arrianas.
Fue el primer santo no mártir que gozó de especial devoción en Oriente y Occidente. Es seguramente una de las razones de su popularidad, por ser el santo de los regalos y por el gran número de iglesias que le están dedicadas. Sus reliquias reposan en la catedral de la ciudad italiana de Bari.
Alfa y Omega

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