«Si Cristo no resucitó, nosotros tampoco resucitaremos». El Santo Padre reflexionó en su homilía de hoy sobre la Primera Lectura, tomada de la primera carta de San Pablo a los Corintios.
Y se detuvo en la «lógica de la redención hasta el final», lamentando que algunas veces cuando rezamos el Credo, la última parte la decimos rápido, porque nos da miedo pensar en el futuro, en la resurrección de los muertos.
«La lógica del ayer es fácil. La lógica del hoy es fácil. La lógica del mañana es fácil: todos moriremos. Pero la lógica del pasado mañana, ésta es difícil. Y es lo que Pablo quiere anunciar hoy: la lógica del pasado mañana ¿Cómo será? ¿Cómo será eso? La resurrección.
Cristo resucitó. Cristo resucitó y está claro que no resucitó como un fantasma. En en el pasaje de Lucas sobre la resurrección dice: ‘Tóquenme’. Un fantasma no tiene carne ni huesos. ‘Tóquenme. Denme de comer’. La lógica del pasado mañana es la lógica en la cual entra la carne».
Nos preguntamos cómo será el Cielo, si estaremos todos allí, pero no llegamos a lo que Pablo quiere hacer comprender: «esta lógica del pasado mañana». «Nos traiciona un cierto gnosticismo» cuando pensamos que «será todo espiritual» y «tenemos miedo de la carne»
No olvidemos que «ésta fue la primera herejía», que el Apóstol Juan condena: «El que dice que el Verbo de Dios no vino en carne es del Anticristo»:
«Tenemos miedo de aceptar y llevar a las últimas consecuencias la carne de Cristo. Es más fácil una piedad espiritualista, una piedad que se esfuma; pero entrar en la lógica de la carne de Cristo, eso es difícil. Ésta es la lógica del pasado mañana. Nosotros resucitaremos como resucitó Cristo, con nuestra carne».
Recordando que los primeros cristianos se preguntaban cómo había resucitado Jesús, y que «en la fe de la resurrección de la carne, se arraigan profundamente las obras de misericordia, porque hay una conexión continua», el Papa destacó que San Pablo nos dice con firmeza que todos seremos transformados, nuestro cuerpo y nuestra carne serán transformados.
El Señor «se hizo ver y tocar y comió con los discípulos después de la resurrección, volvió a recordar el Papa, refiriéndose a la dificultad que tenemos de comprender la «lógica del pasado mañana» y de «entrar en ella»:
«Es un signo de madurez comprender bien la lógica del pasado, es un signo de madurez moverse en la lógica del presente, la del ayer y la del hoy. También es un signo de madurez tener la prudencia de ver la lógica del mañana, del futuro.
Pero se necesita la gracia grande del Espíritu Santo para comprender esta lógica del pasado mañana, cuando Él vendrá y nos llevará a todos transformados sobre las nubes para permanecer con Él. Pidamos al Señor la gracia de esta fe».
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