domingo, 21 de agosto de 2016

LA UNIVERSALIDAD


Quizá este mes de agosto, tiempo en el que muchos viajamos y salimos de nuestro lugar habitual de residencia, es momento propicio para hacer una observación esperanzadora, al comprobar la diversidad de orígenes de las personas con las que se entabla relación y que expresan los mismos sentimientos religiosos.
Estos días estamos haciendo el Camino de Santiago, y es precisamente en su travesía donde de manera privilegiada se pueden intercambiar saludos con peregrinos procedentes de otros pueblos y naciones.
Justamente este domingo los “Amigos de Buenafuente” hacemos la invocación al Apóstol Santiago, momento de gran emoción, en el que veremos con nuestros ojos cumplirse la profecía que hoy se proclama como primera lectura: “Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua (…). Y de todos los países, como ofrenda al Señor, traerán a todos vuestros hermanos”.

El salmista rubrica la visión de Isaías y nos invita a entonar un himno de alabanza, junto con todos los creyentes del mundo, e incluso con quienes de buena voluntad viven en el respeto a la creación, y aman la paz: “Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos”.

Es Jesús quien de manera provocativa dice a su pueblo: “Vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios”. Estas palabras molestaron mucho a los contemporáneos del Maestro de Nazaret, y cabe que también sean una llamada de atención para quienes hemos heredado la fe cristiana y sin embargo vivimos con menos radicalidad que los peregrinos de países sin tantas raíces apostólicas.
El autor de la Carta a los Hebreo apela a la necesidad de la corrección para despertarnos de la posible inercia. Uno de los frutos que se perciben cuando se ve a otros vivir la fe es el estímulo de la sana emulación. ¡Ojalá que el tiempo de vacaciones se esté convirtiendo en el mejor ejercicio de salir de nosotros mismos, de enriquecimiento cultural, y de estímulo para vivir con mayor coherencia nuestra pertenencia a Jesucristo!
Al declinar el mes de agosto, no perdamos la ocasión de impregnarnos de universalidad, para que durante el tiempo de trabajo en nuestros lugares habituales, no perezcamos por pérdida de horizonte, y la memoria del testimonio de tantos creyentes, como ha sucedido en la JMJ de Cracovia, nos estimule a permanecer gozosos en la fidelidad al Evangelio.
Ángel Moreno de Buenafuente

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