sábado, 9 de julio de 2016

Monseñor Osoro cuenta en Radio María de dónde viene su devoción a la Virgen. «Mi familia fue mi escuela»

Monseñor Osoro concedió al programa Hay mucha gente buena, de Radio María, una entrevista tras la vigilia de oración celebrada el viernes 1 de julio con los jóvenes. El prelado compartió varios recuerdos personales, como su vida familiar en el municipio cántabro de Castañeda, su localidad natal. «Dios ha marcado mi vida. Con mis padres y mis hermanos yo aprendí a pronunciar por primera vez el nombre de Jesús y me enseñaron a ponerme en sus manos», dijo. Su familia fue «la gran escuela en la que yo aprendí las mejores cosas: a perdonar, a vivir la alegría, a sentirme querido por Dios, a servir a los demás… Todo esto lo aprendí junto con mis padres».
El arzobispo de Madrid recordó que su madre siempre le decía: «A ver niño, ¿has rezado el rosario?» «Fue mi madre –añadió– la que me enseñó a querer a la Virgen, la que me remitía permanentemente a nuestra Madre». A monseñor Osoro le marcó también «el ver cuando ya mi padre era muy mayor, se iba a acostar y a veces yo iba a despedirle; él tenía en su mesilla una imagen de la Virgen, y lo encontraba rezando y le daba un beso. Yo siempre he tenido la tentación de escribir la teología del beso de mi padre. Por eso yo creo que ahí hay algo que ha hecho que para mí la Virgen sea algo tan especial y tan esencial en mi vida». Hasta el punto de que la noche anterior a la toma de posesión como arzobispo de Oviedo la pasó «ante la Santina en la cueva de Covadonga, tapado con una manta y rezando a la Virgen»; o de la hondura con la que le ha calado la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid: «He descubierto en ella algo precioso: su imagen aparece en un muro, el muro se abre y aparece ella, porque ella es la mujer que rompe muros, que crea puentes, que nos une».
L.U.Z./J.L.V-D-M

Alfa y Omega

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