Cristo dijo al apóstol
Pedro: «Te daré las llaves del reino de los cielos, lo que ates en la tierra
quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el
cielo», Pedro en aquel momento representaba a toda la Iglesia, que en este mundo
es azotada por diversas
tentaciones, como si fuesen lluvias, ríos, tempestades, pero que no cae, porque
está fundamentada sobre la piedra, término de donde le viene el nombre a Pedro.

La Iglesia, que está fundamentada en Cristo, ha
recibido en la persona de Pedro las llaves del reino de los cielos, es decir,
el poder de perdonar y retener los pecados. La Iglesia, amando y siguiendo a
Cristo, se libra de los males. Pero a Cristo le siguen más de cerca aquellos
que luchan por la verdad hasta la muerte.
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