El Papa Francisco, en su Audiencia general de la quinta semana de Pascua
del Jubileo de la Misericordia, alentó a los numerosos peregrinos de tantas
partes del mundo a no quedar indiferentes ante los sufrimientos de cuantos
encontramos. Y a seguir el ejemplo de Jesús, Buen Samaritano, que se agacha
para curar nuestras heridas. En especial, el Año jubilar nos recuerda
que estamos llamados a sentir compasión y brindar nuestra ayuda a los
necesitados.
«En estos días de Jubileo, Jesús nos dice: ‘¡Anda y cumple las obras de
misericordia!’. Estamos llamados a ir hacia los que sufren y los necesitados
para curar sus heridas, que les quitan las ganas de vivir. Miremos en nuestras
familias, en nuestro ambiente de trabajo, en nuestras parroquias y
escucharemos, una vez más, las palabras del Señor: "Les aseguro que cada
vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron
conmigo". (Mt 25,40)
Queridos amigos, recuerden que caminamos juntos, ayudándonos unos a otros.
Y que, como el Buen Samaritano, debemos de hacer que nuestra vida sea un
don de amor a las personas que nos rodean».
En su bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, con su aliento a ser
instrumentos de la Misericordia de Cristo, un saludo especial a los
universitarios del campus de los jesuitas en la capital libanesa:
«Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, ¡en
particular, al grupo de la universidad de San José de los Padres Jesuitas de
Beirut, por los 140 años de la fundación de su universidad!
Queridos hermanos y hermanas, hemos nacido en Cristo como instrumentos
de reconciliación, para llevar a todos el perdón del Padre, para revelar
con gestos de caridad la misericordia que resplandece en su rostro».
Con su cordial saludo a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados,
la exhortación del Papa a testimoniar la alegría del encuentro con Jesús:
«A ustedes, queridos jóvenes, les deseo que sean siempre fieles a su
Bautismo, testimoniando la alegría que viene del encuentro con Jesús. Los
exhorto a ustedes, queridos enfermos a mirar a Aquel que ha vencido la muerte y
que nos ayuda a acoger los sufrimientos como ocasión de redención y de
salvación. E invito a ustedes, queridos recién casados a pensar y vivir su
experiencia familiar de cada día con la mirada del amor que ‘todo lo disculpa,
todo lo soporta’ (cfr 1 Cor 13,7)
(CdM – RV)
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