En una solemne ceremonia en el
Vaticano que coincide con la 53° jornada mundial de oración por las vocaciones
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El Papa
Francisco presidió en este cuarto domingo de Pascua la santa misa en la
basílica de San Pedro, en la que confirió la ordenación presbiterial a 11
diáconos.
En
la solemne ceremonia en el Vaticano que coincide con la 53° jornada mundial de
oración por las vocaciones, el Santo Padre vestía paramentos crema y dorado,
color predominante de los concelebrantes, entres los cuales estaban el cardenal
Agostino Vallini, vicario generale del Papa para la diocesi di Roma, y los
superiores y los párrocos de los seminaristas ordenados.
El
orden sagrado es uno de los siete sacramentos de la Iglesia, que se confiere en
la ceremonia de consagración a quienes que han recibido un particular llamado
de Dios para ser sacerdotes y que exige la dedicación plena y libre
disposición.
La
emotiva ceremonia de ordenación que incluyó diversos ritos como la postración,
la imposición de las manos y la consagración de las manos, fue acompañada con
la música polifónica y gregoriana del Coro Pontificio de la Capilla Sixtina.
De
los 11 diáconos ordenados, 9 provienen de seminarios romanos: Pontificio
Seminario Romano Mayor, Almo Colegio Capránica, Colegio Diocesano Redemptoris
Mater, Seminario de Nuestra Señora del Divino Amor. Em cambio los dos
restantes provienen de otros Colegios.
La
homilía que el Santo Padre ha pronunciado, es en sustancia la ritual prevista
en la edición italiana del Pontifical Romano para la ordenación de los
presbíteros. En las partes en las que Francisco añadió o improvisó, invitó a
los nuevos ordenados a “leer y meditar asiduamente la palabra del Señor para
creer en lo que ha leído, enseñar lo que han aprendido de la fe, vivir
lo que han enseñado”. Y añadió” Hagan memoria de vuestra historia, de
aquel don de la palabra que el Señor les dio, a través de la mamá, de la
abuela, de los catequistas, de toda la Iglesia”.
“Por
favor –exhortó el Papa– pido en nombre de Cristo y de la Iglesia les pido de
sean misericordiosos, muy misericordiosos”. Les subrayó también: “No
se olviden de esto, elegidos. Es el Señor que les ha llamado uno a uno” y que
han sido constituidos “a favor de ellos, no a favor de uno mismo”. La
homilía concluyó invitando a tener siempre delante de los ojos el ejemplo
del Buen Pastor, “que no ha venido para ser servido, sino para servir, no para
quedarse en sus comodidades sino para salir y buscar salvar lo que estaba
perdido”.
Después
de la consagración de los nuevos presbíteros el Santo Padre visiblemente
emocionado les saludó uno a uno.
Concluida
la santa misa, la ceremonia concluyó con el canto del Regina Coeli.
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