Indudablemente que, en la vida diaria,
uno ve cómo Dios llama a hombres y mujeres a tener un papel protagónico en la
vida de las familias, de las comunidades y de los pueblos. A su vez, hay otros
muchos hombres y mujeres que hacen el camino de la vida siendo "del
montón", es decir, viven en lo cotidiano su fidelidad a Dios, a su
familia, a la Iglesia y al pueblo.
Esas
personas y comunidades son las que, en el Jueves Santo, se inclinan a lavarle
los pies a los necesitados -sin manto de dignidad y con toalla de sirvientes-.
Esas personas "de a pie",
sin protagonismo, del montón, son la mayoría de la Iglesia y, en un
altísimo por ciento, son mujeres. Por eso la comunidad católica es creíble,
porque "los del montón" ofrecen "en la base" un testimonio
de lo que es y de lo que puede el amor que se hace vida a través de sencillos
gestos.
El
Viernes Santo, en la lectura de la Pasión, sale a relucir el nombre de María la de Cleofás (Jn.
19,25) quien "junto a la cruz acompaña a María, la madre de Jesús, y a
María Magdalena".
Esta
mujer que estuvo presente en El Calvario, junto al sepulcro vacío
en la mañana de Resurrección y en el Cenáculo en Pentecostés acompañando a
María, la madre de Jesús, como miembro de la comunidad, fue capaz de
sobrellevar a su marido Cleofás, el único que San Lucas identifica por su
nombre de los dos peregrinos de Emaús que, de acuerdo a las características de
la narración, tendrían que haber sido insoportables, analizándolo todo desde lo
terrenal, a partir del juicio humano, y también un poco distante de la figura
de la mujer, cuando dice: "Aunque algunas de nuestras mujeres nos han
sorprendido, porque fueron temprano al sepulcro y no encontraron el
cuerpo" (Lc. 24,22).
María
la de Cleofás, en aquel momento fue del montón, pero al cabo de dos milenios,
hay que reconocer que por su fidelidad y permanencia durante el histórico
Triduo Pascual, también fue protagonista del cambio producido por Aquel que acostumbraba
decir: "Han oído que se dijo:... pero yo les digo:..." (M.5, 27).
Por
eso, es justo y es bueno que, al igual que a la Virgen la tratamos con el
título de "Santísima Virgen María", y de San José y de San Juan
Bautista e, incluso, de Santa María Magdalena, ¿por qué no hacerlo con María la
de Cleofás diciéndole: Santa María la de Cleofás?
Es
más, ella puede ser el modelo a imitar por tantas mujeres de nuestras
comunidades que son
amas de casa y lo dejan todo preparado para ir a ocupar su tarea en la
comunidad; que muchas veces aguantan al marido palabras, gestos, juicios muy
lejanos de la fe que ellas profesan, enseñan y testifican; mujeres que, a pesar
de lo que muchos digan, son incluyentes y saben acoger a las caras nuevas que
se integran a la comunidad e incluso, son capaces de llamarlas
"hermanas" sin riesgo a que nadie emita ningún juicio, porque todo el
pueblo conoce bien cuál ha sido la trayectoria de cada una de ellas.
En
este Santo Triduo Pascual, al fijarnos en las múltiples acciones que se
realizan en nuestras comunidades, destaquemos la presencia de tantas seguidoras
de "Santa María la de Cleofás". Y lo podemos hacer a modo de letanía. Miremos el ejemplo de ellas y recemos dando
gracias.
Porque siempre están prontas para compartir el
sufrimiento y dar una palabra de consuelo...
Porque
continúan estando dispuestas a sonreírle a "los Pedros",
acoger "a las Magdalenas", acompañar a los jóvenes
"Juanes", no hacerle casos ni a "los Pilatos, ni a los Anás ni a
los Caifás" porque ellas "no están en eso", sino que están
"en los de ellas".
¡Gracias,
Santa María la de Cleofás, porque laicas como tú son también las que necesitamos,
capaces de hacer crecer en sus familias y comunidades, a los otros laicos
capaces de también aportar su granito de sal, la luz de su vela y la pizca de
levadura para que nuestro mundo se transforme desde adentro y cambie!.
Un
día, a esos laicos se les llamará "protagonistas", mientras que
ustedes seguirán siendo "del montón". No importa: ¡Cristo resucitó
para todos y nos brinda su paz!
Amén.
Amén.
(Emilio Aranguren,
obispo de Holguín).
No hay comentarios:
Publicar un comentario