Hoy es un día que podemos recordar
cuando Jesús anuncia la traición de Judas. Acompañar a Jesús
con nuestra contrición, con nuestra búsqueda de la conversión. Un buen día para
pedirle perdón por nuestras ofensas, de hacer un buen examen de conciencia de
nuestras traiciones grandes o pequeñas y de acudir al sacramento de la
reconciliación.
A continuación presentamos una propuesta de examen de conciencia del Cardenal Stafford que puede servirte de apoyo en tu meditación de hoy.
A continuación presentamos una propuesta de examen de conciencia del Cardenal Stafford que puede servirte de apoyo en tu meditación de hoy.
Un examen de
conciencia
"Al invitar a un examen de
conciencia, la Iglesia sugiere ayudarse del Sermón de la montaña. Las palabras
de Jesús son el texto representativo de la nueva Ley. La cruz es la
imagen fundamental del discurso. El cuerpo desgarrado de Jesús es la luz que no
fue derrotada por las tinieblas. La oscuridad del pecado nunca podrá suprimir
la luz de lamisericordia divina. Los penitentes disipan la
oscuridad gracias a una confesión sincera de sus pecados.
Para que profundicéis vuestra
compunción os propongo el siguiente examen:
¿Renuncio al orgullo,
la envidia y la ambición, para seguir el camino de humildad de Jesús? ¿Soy
dócil y abierto a la palabra de Dios? ¿Estoy dispuesto a dejarme juzgar por
ella, en vez de juzgarla yo a ella? ¿Paso demasiado tiempo leyendo periódicos y
revistas, viendo la televisión y navegando por internet? ¿Cuánto tiempo dedico
a la meditación y a la lectura de la sagrada Escritura?
¿Soy pobre de espíritu? ¿He puesto
mi felicidad en poseer bienes materiales? ¿He animado a los
que dudaban o erraban a seguir lo verdadero y lo bueno?
¿He tenido la humildad de invocar
la venida del reino de Dios y de no resistirme a ella?
¿He sentido hambre y sed de
justicia?
¿He sido misericordioso,
perdonando las ofensas de los demás?
¿He sido puro de corazón o he
caído en la tentación dela doblez?
¿Me he esforzado por llevar la
paz, actuando como auténtico hijo de Dios?
¿He recibido las cosas buenas como
dones de Dios con profundo sentido de gratitud? ¿He aceptado con
paciencia las cosas malas que me han pasado?
¿He practicado la justicia, que
regula mis relaciones con los demás y tiene como finalidad la instauración de
la paz?
En mi trabajo y en el desempeño de
mis responsabilidades civiles y políticas, ¿he reconocido que la perfección de
todas las bienaventuranzas reside en la aceptación de la persecución por el
bien del reino de Dios?
¿He seguido los preceptos de la
nueva justicia que Jesús menciona después de las bienaventuranzas, es decir,
los preceptos del ayuno, la oración y el perdón?
Reunidos en torno a la tumba del
apóstol san Pedro, recordemos que su amor a Jesús fue el motivo por el cual
lloró, arrepentido, y decidió obedecer sus mandamientos.
También los penitentes deberían esforzarse por cumplir los mandamientos sólo
por amor. Basta para ello la revelación del corazón traspasado de Jesús. (...)
Nada es necesario, excepto el amor de Jesús. Todo lo demás es consecuencia.”
CELEBRACIÓN PENITENCIAL: FRAGMENTO DE HOMILÍA DEL CARD. JAMES FRANCIS
STAFFORD EN EL ALTAR DE LA CONFESIÓN DE LA BASÍLICA VATICANA, Martes Santo, 11
de abril de 2006. Texto completo
Fuente: Catholic.net
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