El
Santo Padre Francisco presidió la celebración de la Penitencia el primer
viernes de marzo, y durante su homilía recordó el pasaje del Evangelio que
habla del ciego Bartimeo quien le pidió a Jesús volver a ver. Así Francisco nos
invita a compararnos con el ciego vagabundo, hijo de Timeo, para que como él
nos dejemos ayudar por el Señor y podamos ver después que nuestros pecados nos
han hecho perder la vista, “haciéndonos vagar lejos de la meta”.
“El
pecado empobrece y aísla… impide ver lo esencial, el amor que da la vida”, lo
aseguró Francisco haciendo ver que mirándonos sólo a nosotros mismos y creyendo
que la vida depende sólo de lo que se posee, nos hacemos “ciegos y apagados”.
El
Obispo de Roma recordó que todos nosotros, y sobre todo los Pastores estamos
llamados a “escuchar el grito de cuantos desean encontrar al Señor”. “Estamos
llamados a infundir ánimo, a sostener y conducir a Jesús. Nuestro ministerio es
el del acompañar, porque el encuentro con el Señor es personal, íntimo, y el
corazón se pueda abrir sinceramente y sin temor al Salvador. No lo olvidemos:
sólo Dios es quien obra en cada persona. Nosotros hemos sido elegidos para
suscitar el deseo de la conversión, para ser instrumentos que facilitan el
encuentro, para extender la mano y absolver, haciendo visible y operante su
misericordia”.
(MZ-RV)
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