El texto del Evangelio pone en evidencia dos modos de orar, uno
falso – el del fariseo – y el otro auténtico – el del publicano. El fariseo
encarna una actitud que no manifiesta la acción de gracias a Dios por sus
beneficios y su misericordia, sino más bien la satisfacción de sí. El fariseo
se siente justo, se siente en orden, se pavonea de esto y juzga a los demás
desde lo alto de su pedestal. El publicano, por el contrario, no utiliza muchas
palabras. Su oración es humilde, sobria, imbuida por la conciencia de su propia
indignidad, de su propia miseria: este hombre en verdad se reconoce necesitado
del perdón de Dios, de la misericordia de Dios.
La del publicano es la oración del pobre, es la oración que agrada
a Dios que, como dice la primera Lectura, «sube hasta las nubes» (Si 35,16), mientras que la del
fariseo está marcada por el peso de la vanidad.
A la luz de esta Palabra, quisiera preguntarles a ustedes,
queridas familias: ¿Rezan alguna vez en familia? Algunos sí, lo sé. Pero muchos
me dicen: Pero ¿cómo se hace? Se hace como el publicano, es claro:
humildemente, delante de Dios. Cada uno con humildad se deja ver del Señor y le
pide su bondad, que venga a nosotros. Pero, en familia, ¿cómo se hace? Porque
parece que la oración sea algo personal, y además nunca se encuentra el momento
oportuno, tranquilo, en familia… Sí, es verdad, pero es también cuestión de
humildad, de reconocer que tenemos necesidad de Dios, como el publicano. Y
todas las familias tenemos necesidad de Dios: todos, todos. Necesidad de su
ayuda, de su fuerza, de su bendición, de su misericordia, de su perdón. Y se
requiere sencillez. Para rezar en familia se necesita sencillez. Rezar juntos
el “Padrenuestro”, alrededor de la mesa, no es algo extraordinario: es fácil. Y
rezar juntos el Rosario, en familia, es muy bello, da mucha fuerza. Y rezar
también el uno por el otro: el marido por la esposa, la esposa por el marido,
los dos por los hijos, los hijos por los padres, por los abuelos… Rezar el uno
por el otro. Esto es rezar en familia, y esto hace fuerte la familia: la
oración.
Domingo 27 de octubre de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario