El Papa reanuda sus audiencias jubilares animando a "amarnos unos a
otros, dando la vida"
Decenas de miles de personas abarrotaban esta mañana
la plaza de San Pedro para encontrarse con el Papa. Francisco venía con ganas
de "ruido" después de una semana de ejercicios espirituales con la
Curia. Y en su audiencia jubilar, la tercera de este Año de la Misericordia,
Bergoglio quiso poner el foco en el "Evangelio del
servicio", ejemplificado en la escena del lavatorio de los
pies. "Jesús enseña a sus discípulos que el servicio es el camino que deben
recorrer si quieren vivir su fe y dar testimonio del amor",
subrayó el Pontífice.
Mañana soleada en Roma. Con algo de viento, que no
impidió a fieles y Pontífice disfrutar de esta experiencia compartida de la
audiencia jubilar. Un Papa que no se cansa de estar cerca de los suyos, que no
son los curiales, sino el bendito Pueblo de Dios. Los amigos de Jesús, hoy, son
los mismos que dos mil años atrás. La enseñanza, la misma: "el modo de actuar de Dios para con el hombre no va con palabras,
sino con obras y en verdad".
"El amor se concreta en el
servicio humilde, hecho en el silencio y en lo escondido",
subrayó el Pontífice ante la multitud. "Como el mismo Jesús dijo, que no
sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha". La evangelización de la
misericordia no a través de las leyes rígidas, sino del servicio, de los
últimos que son los primeros a los ojos del Señor. Tal vez por ello haya
decidido celebrar el tercer aniversario de su elección papal con los más
desfavorecidos, cenando con los sin techo. "Yo estoy en medio de vosotros
como el menor de los siervos", señaló Francisco.
"Que nuestra vida sea para
nosotros un testimonio de su amor", añadió Bergoglio, quien
incidió en la necesidad de poner "a disposición de la comunidad los dones
recibidos del Espíritu Santo", los talentos, y compartirlos "para que nadie carezca de lo necesario".
Porque "el compartir con los que necesitan
es un estilo de vida, un camino de auténtica humanidad, que Dios sugiere
incluso a los que no son cristianos". Por último, el Papa pidió
a los fieles que "no olvidemos que la invitación a lavarnos recíprocamente
los pies significa vivir en nuestra vida el mandamiento nuevo del amor, confesando
mutuamente nuestras faltas, perdonándonos de corazón y rezando los unos por los
otros". "Aprendamos que ser misericordiosos como el
Padre significa seguir a Jesús por el camino del servicio".
En el marco del Año Santo, el Obispo de Roma recordó
que "Jesús antes de morir y resucitar por nosotros, realizó un gesto que
se ha esculpido en la memoria de los discípulos: el lavatorio de los pies. Un gesto inesperado e
impresionante, al extremo que Pedro no quería aceptarlo".
Comentando el pasaje bíblico del Evangelio de San
Juan, del lavatorio de los pies, el Santo Padre explicó que, "de esta
forma, Jesús señala a sus discípulos el servicio como el camino a recorrer para
vivir la fe en Él y dar testimonio de su amor". Por ello, dijo el Papa, el
mismo Jesús ha aplicado a si la imagen del "Siervo de Dios" utilizada
por el profeta Isaías, y este gesto se ha convertido en el «mandamiento nuevo» de amarnos unos a otros como Él nos ha amado,
es decir, dando la vida por nosotros.
(Jesús Bastante)
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