jueves, 25 de febrero de 2016

Si Francisco pudiera hacer un milagro, curaría a los niños

El Santo Padre responde por carta a las inquietudes enviadas por niños de todas las partes del mundo
Un diálogo sincero y sencillo del Santo Padre con niños de todo el mundo. Es lo que ofrece el libro El amor antes del mundo. El papa Francisco escribe a los niños” (L’amore prima del mondo. Papa Francesco scrive ai bambini), desde hoy en las librerías italianas editado por Rizzoli, inspirado y querido por la editorial de los jesuitas americanos “Loyola Press”. El libro ha sido realizado gracias a la colaboración del padre Antonio Spadaro. De este modo, el papa Francisco responde a las preguntas e inquietudes que niños y niñas de distintos países le han enviado por carta. 
“Querido papa Francisco, ¿cuál ha sido la elección más dificil en tu misión por la fe?”. “Santidad, mi abuelo no es católico pero no está dispuesto a hacer el mal. ¿Él irá al paraíso cuando muera? Si alguno no hace nunca penitencia, ¿cómo de grande puede tiene que ser su pecado para ir al infierno?”. “Querido papa Francisco. ¿Si Dios nos ama tanto y no quiere que suframos, por qué no derrotó al diablo?”. “Querido papa Francisco, ¿el mundo un día será nuevamente bello como lo era en el pasado?”. “ Quisiera saber si las personas malas también tienen ángel de la guarda”
Estas son algunas de las preguntas que el Santo Padre responde con sencillez y a la vez con gran profundidad.
Si el papa Francisco pudiera hacer un milagro, sería curar a los niños. Es la respuesta que da a William, estadounidense de 7 años. “Todavía no he conseguido entender por qué los niños sufren. Para mí es un misterio. No sé dar una explicación. Me interrogo sobre esto”, asegura el Santo Padre. Y añade: “mi respuesta al dolor de los niños es el silencio o una palabra que nace de mis lágrimas. No tengo miedo de llorar. No tienes que tenerlo tú tampoco”.
Una niña irlandesa pregunta al Papa si se siente como un padre para todos. Por eso, le responde que “a cada sacerdote le gusta sentirse padre”. Y explica que la “paternidad espiritual es realmente importante. Yo la siento muchísimo: no sabría reconocerme a mí mismo sin este sentimiento de paternidad”.
Para responder por qué Dios nos ha creado si sabía que pecaríamos contra él, el Pontífice explica que “Dios nos ha creado como Él. Dios nos ha creado libres. La libertad es el don más bonito que nos ha dado”. Y ser libres –añade– implica la posibilidad de pecar. Asimismo Francisco asegura que mucha gente tiene miedo a la libertad y este es un problema serio de hoy.
Luca, un niño de Australia de 7 años, le pregunta al Papa si a su madre, que está en el paraíso, le habrán crecido alas de ángel. Responde al niño asegurándole que su madre está en el cielo “bella, espléndida, llena de luz” pero no le han crecido las alas. “Es la madre que tú conoces pero más guapa que nunca. Y ella te mira y te sonríe que eres su hijo”, subraya el Papa.
También hay espacios para preguntas simpáticas e inocentes, como no puede ser de otra forma con los niños.  Desde Singapur, Faith, le pregunta a Francisco  por qué necesita ese “sombrero alto”. El Papa le explica que “es el símbolo de los obispos. Me lo pongo en algunas ocasiones especiales, en las liturgias, durante las misas”. Asimismo le cuenta a la niña que de vez en cuando lo cambia pero que a él le gusta el que tenía en Buenos Aires. “Cuando venía a Roma antes de ser Papa traía dos: uno blanco entero para las celebraciones con el Papa y el mio normal para algunas celebraciones que hacía aquí en Roma. Y lo tengo todavía aquí conmigo”, recuerda.
Y antes de crear el mundo, ¿Dios qué hacía? “Dios ha comenzado a hacer algo cuando creó el mundo. Pero si te dijera que Dios no hacía nada antes de crear el mundo me equivocaría. De hecho, Dios ha creado también el tiempo, es decir el ‘antes’ y el ‘después’”. Y añade: “Antes de crear Dios amaba. He aquí qué hacía Dios: Dios amaba. Dios ama. Dios ama siempre”.
La elección más difícil que el papa Francisco ha tomado en su misión por la fe ha sido “echar a alguno o de una tarea de responsabilidad o de una posición de confianza o de un camino que está haciendo porque no es apto”, asegura el Pontífice en la carta escrita al pequeño Tom, de 8 años.
Para responder a Yifan, joven chino de 13 años, sobre si su abuelo irá o no al cielo aunque no es católico, el Papa asegura que “la voluntad de Dios es que nos salvemos todos”. De este modo, recuerda que “Jesús está junto a nosotros hasta el último momento de nuestra vida para salvarnos”.
El papa Francisco cuenta a Prajla que le gustaba mucho bailar cuando era pequeño. “Bailar es expresar la alegría”, “cuando uno está triste no puede bailar”. Y le explica que incluso el gran rey David, cuando toma Jerusalén, haciéndola Ciudad Santa, hizo transportar solemnemente el Arca de la Alianza y se puso a bailar delante de ella.

(ZENIT – Ciudad del Vaticano)

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