miércoles, 20 de enero de 2016

Poner en práctica las obras de misericordia espirituales y corporales, testimonio concreto de la unidad de los cristianos

El don del Bautismo, común a todos los cristianos, y su significado. “Queridos hermanos y hermanas: el texto de la primera carta de san Pedro que hemos escuchado, centra la reflexión de la Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos. En él, el Apóstol se dirige a la primera generación de fieles para que tomen conciencia del don que han recibido por el bautismo. Del mismo modo, todos nosotros, durante esta Semana de Oración, estamos llamados a redescubrir nuestro bautismo, y a hacerlo juntos todos los cristianos, católicos, protestantes y ortodoxos, dejando atrás lo que nos divide”.
“Compartir el Bautismo significa que todos somos pecadores y que necesitamos la salvación que Dios nos ofrece, todos experimentamos la misma llamada a salir de las tinieblas e ir al encuentro de Dios lleno de misericordia”.
Somos realmente pueblo santo de Dios, aunque si a causa de nuestros pecados, aún no estamos plenamente unidos. Todos hacemos experiencia del egoísmo, que genera división, cerrazón y desprecio, observó el Papa en su catequesis impartida en italiano, de ahí que redescubrir el Bautismo signifique “reencontrar la fuente de la misericordia y de esperanza para todos” porque – recalcó - “nadie está excluido de la misericordia de Dios”.
“Precisamente en el bautismo, nos sumergimos en la fuente de la misericordia y de la esperanza, de la que nadie está excluido, esta experiencia de gracia crea un vínculo indisoluble entre los bautizados, de modo que nos consideremos realmente hermanos y miembros de un solo pueblo de Dios, capaz de anunciar las maravillas que él ha obrado a partir del testimonio sencillo y fraterno de la unidad, así como del compromiso mutuo de poner en práctica las obras de misericordia corporales y espirituales, realizando nuestra común misión de transmitir a los otros la misericordia que hemos recibido, empezando por los pobres y abandonados”.
La misericordia de Dios es más fuerte que nuestras divisiones. En la medida en que recibimos la gracia de la misericordia, dijo Francisco, “nos convertimos siempre más plenamente en pueblo de Dios”. “Los cristianos podemos anunciar a todos la fuerza del Evangelio, comprometiéndonos a compartir las obras de misericordia corporales y espirituales, que son un testimonio concreto de unidad”.
“En esta Semana de Oración  -concluyó el pontífice - pidamos que todos los discípulos de Cristo encontremos el modo de colaborar juntos para llevar la misericordia del Padre a cada rincón de la tierra. Que Dios los bendiga”.
(GM - RV)

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