martes, 8 de diciembre de 2015

Monseñor Osoro recuerda que «María, con su sí, abrió el Cielo en esta tierra» en la Gran Vigilia de la Inmaculada

Como antesala del Año Santo de la Misericordia, que se inicia precisamente mañana, festividad de la Inmaculada Concepción, se ha celebrado en todas las diócesis españolas y en muy diversos países la Gran Vigilia de la Inmaculada. En Madrid han sobresalido tres celebraciones: en la catedral de la Almudena, en la basílica de la Merced y en el santuario de María Auxiliadora. Todas han comenzado a las 21:00 horas y se han caracterizado por la gran afluencia de público, con especial presencia de familias y jóvenes.
En su homilía en la catedral, monseñor Osoro ha resaltado que «María Inmaculada, con su sí, abrió el Cielo en esta tierra». «El ser humano puede experimentar el Cielo aquí si acoge con todas las consecuencias la vida que el hijo de Dios nos ha regalado», como hizo la Virgen, que «solo contenía a Dios» y ofrece «el rico fruto que la Gracia de Dios ha dado en su vida», ha señalado el prelado, antes de explicar que «la Inmaculada Concepción nos hace la gran pregunta, nos da la gran respuesta y nos entrega la misión».

La pregunta que nos hace, según ha afirmado monseñor Osoro, es «¿dónde estamos?». «¿Qué contiene nuestra vida?, ¿quién es el que orienta nuestra vida?, ¿quién es el que nos marca la dirección de nuestra existencia?, ¿en qué palabra confiamos nosotros para adentrarnos en este mundo?», ha abundado. «No me digáis que no tiene una fuerza extraordinaria para nosotros el que nos reunamos aquí esta noche en esta catedral dedicada a la Virgen, en esta fiesta, para que nos hagamos estas preguntas. [...] Ella da la respuesta: nos enseña a cantar un cántico nuevo. Ella es maestra. María es la Madre de Misericordia, la que entrega a esta tierra la misericordia, la desmedida del amor de Dios», ha aseverado el arzobispo, para luego concluir que ahí nace «nuestra gran misión». La Virgen, según ha remarcado, «es Madre de Misericordia en todas las circunstancias»; «nos dice dónde se encuentra la Gloria y alabanza». «Decimos a María que nos ayude para decir a Dios sí, siempre a Dios sí, nunca a Dios no. Tenemos que decir no a todo aquello que no nos lleva a tener la riqueza que tan plenamente vivió la Inmaculada Concepción».

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