domingo, 27 de diciembre de 2015

"El verdadero testigo ama, reza, dona y sobre todo perdona, porque el perdón es la expresión más alta del don"

"Esteban es mártir, que significa testigo, porque hace como Jesús", asegura Bergoglio en el Angelus
A la hora del Ángelus del sábado 26 de diciembre, memoria litúrgica de San Esteban, primer mártir cristiano, el Papa Francisco destacó que tras la contemplación de la Solemnidad de la Navidad y, en consecuencia, del amor misericordioso de Dios, en esta ocasión vemos la respuesta coherente del discípulo de Jesús, que da su vida. De hecho, tras el nacimiento en la tierra del Salvador; nace para el cielo su testigo fiel. Y añadió que si bien aparecen siempre las tinieblas del rechazo de la vida, la luz del amor brilla más fuerte porque vence el odio e inaugura un mundo nuevo.
El Santo Padre puso de manifiesto un aspecto singular del relato de los Hechos de los Apóstoles, que acerca a San Esteban al Señor. Y es el hecho de morir perdonando al igual que Jesús. También afirmó que Esteban es mártir, que significa testigo, porque se comporta como el Señor Jesús,rezando, amando, donando y, sobre todo, perdonando, puesto que el perdón es la máxima expresión del don.
El Obispo de Roma invitó a peguntarnos ¿para qué sirve perdonar? Y explicó que encontramos una respuesta precisamente en el martirio de Esteban, quien también perdonó al joven Saulo - que perseguía a la Iglesia - y que gracias al perdón recibido llegó a ser Pablo, el gran Santo, Apóstol de las gentes. Por esta razón, el Papa Bergoglio afirmó que "Pablo nace de la gracia de Dios y del perdón de Esteban".
Al mismo tiempo, el Pontífice dijo que también nosotros nacemos del perdón de Dios. Y no sólo en el Bautismo, sino cada vez que somos perdonados. Mientras sólo cuando somos amados podemos amar a nuestra vez y jamás debemos cansarnos de pedir el perdón divino, porque sólo cuando somos perdonados aprendemos a perdonar.
Francisco admitió, como ha hecho otras veces, que perdonar es siempre muy difícil.De ahí su recomendación a aprender a disculpar las pequeñas o grandes ofensas de cada día mediante la oración, como hizo Esteban. Y debemos hacerlo - dijo - comenzando por nuestro propio corazón: sólo podremos afrontar "el resentimiento que experimentamos, encomendando a quien nos ha hecho el mal a la misericordia de Dios".
Descubriremos así - dijo el Papa - que la lucha interior para perdonar purifica del mal y que la oración y el amor nos liberan de las cadenas interiores del rencor. Antes de rezar a la Madre de Dios, el Pontífice invitó a encomendar a María a las tantas personas que, como San Esteban, padecen persecuciones en nombre de la fe, para que la Virgen oriente nuestra oración, a fin de que recibamos y donemos el perdón.
"Ayer contemplamos el amor misericordioso de Dios, que se ha hizo carne por nosotros; hoy vemos la respuesta coherente del discípulo de Jesús, que da su vida. Ayer nació en la tierra el Salvador; hoy nace para el cielo su testigo fiel. Ayer, como hoy, aparecen las tinieblas del rechazo de la vida, pero brilla más fuerte aún la luz del amor, que vence el odio e inaugura un mundo nuevo", expresó el Papa antes de la oración del ángelus en la plaza de san Pedro notablemente colmada de fieles y peregrinos.
Francisco subrayó un aspecto particular que une a san Esteban al Señor, antes de morir lapidado: "Jesús, clavado en la cruz, había dicho: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen; Esteban poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: Señor, no les tengas en cuenta este pecado. "Por tanto, Esteban es mártir, que significa testigo, porque hace como Jesús; en efecto, es un verdadero testigo que se comporta come Él: que reza, que ama, que dona, pero, sobre todo, que perdona, porque el perdón, como dice la misma palabra, es la expresión más alta del don.
El obispo de Roma explicó que el perdón de Esteban da como resultado la conversión del gran apóstol Pablo que perseguía a la Iglesia y trataba de destruirla. Podemos decir que Pablo nace de la gracia de Dios y del perdón de Esteban. "También nosotros nacemos del perdón de Dios. No sólo en el Bautismo, sino cada vez que somos perdonados nuestro corazón renace, es regenerado. ...Porque sólo cuando somos amados podemos amar a nuestra vez".
Comencemos como Hizo Esteban "afrontando con la oración el resentimiento que experimentamos, encomendando a quien nos ha hecho el mal a la misericordia de Dios" invitó.

Jesús Bastante

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