En su primer acto público en tierra africana,
concretamente en Nairobi,
capital de Kenia, el Papa Francisco, tras el discurso de bienvenida del
presidente de esta nación, dirigió su primera alocución en el encuentro que se
celebró en el jardín de la residencia presidencial con las autoridades civiles
y el cuerpo diplomático.
El Obispo de Roma destacó tres
temas principales,
a saber: que Kenia es un país de jóvenes (de hecho constituyen el 60% de la
población); la cuestión ecológica con sus implicaciones en la relación
existente entre el ser humano y la naturaleza y la situación social, en la que
también se encuentra el terrorismo.
El Santo Padre comenzó sus palabras
agradeciendo la afectuosa bienvenida que le ofrecieron en su primera visita a
África. “Kenia – dijo el Papa – es una nación joven y vibrante, una sociedad de
gran diversidad, que desempeña un papel significativo en la región”.
Tras destacar que su experiencia de dar forma a una democracia es
compartida por otras naciones africanas, el Pontífice manifestó su deseo de
encontrarse en estos días con muchos de los jóvenes que componen el país y que
– dijo – “son la riqueza más valiosa de una nación”, por lo que protegerlos,
invertir en ellos y tenderles una mano es la mejor manera de garantizarles un
futuro digno.
Refiriéndose a esta nación tan bendecida con inmensa belleza y
abundantes recursos naturales el Papa aludió a la grave
crisis ambiental que afronta nuestro mundo
y que exige cada vez más una mayor sensibilidad por la relación entre los seres
humanos y la naturaleza. De ahí que destacara la responsabilidad de transmitir
a las generaciones futuras la belleza de la naturaleza en su integridad, y la
obligación de administrar adecuadamente los dones recibidos. Y no dudó en
afirmar que estos valores están profundamente arraigados en el alma africana
por lo que, a su vez, deben inspirar los esfuerzos de los líderes nacionales
para promover modelos responsables de desarrollo económico.
Francisco reafirmó cuanto él mismo ha escrito en su encíclica
sobre el cuidado de la casa común acerca de la relación que existe entre la
protección de la naturaleza y la construcción de un orden social justo y
equitativo. Y les dijo que en la medida en que en las sociedades se
experimentan divisiones (étnicas, religiosas o económicas) los hombres y las
mujeres de buena voluntad están llamados a trabajar por la reconciliación y la
paz, el perdón y la sanación.
Por esta razón afirmó que la experiencia demuestra que la
violencia, los conflictos y el terrorismo que se alimenta del miedo, la
desconfianza y la desesperación nacen de la pobreza y la frustración.
Tras recordar que el Evangelio nos dice que aquellos a quienes
mucho se les ha dado, mucho se le exigirá, el Santo Padre Francisco animó a esta nación a
trabajar con integridad y transparencia por el bien común, y fomentar un
espíritu de solidaridad en todos los ámbitos de la sociedad. Y los exhortó a
preocuparse verdaderamente por las necesidades de los pobres, las aspiraciones
de los jóvenes y una justa distribución de los recursos naturales y humanos con
que el Creador ha bendecido a su país, asegurándoles el compromiso constante de
la comunidad católica, a través de sus obras educativas y caritativas, por
ofrecer su contribución específica en estas áreas.
(María Fernanda
Bernasconi - RV).
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