El “mensajero de la paz y de la
reconciliación” llegó a Bangui, a la capital Centroafricana según
el programa previsto. Después de saludar a las autoridades, a la clase
dirigente y el cuerpo diplomático, visitó a la Jefa del Estado de Transición de
la República Centroafricana. En su discurso el Santo Padre manifestó su
“alegría por estar en medio de ellos, como peregrino de la paz y como apóstol
de la esperanza”. En este sentido, el Pontífice resaltó los valores sobre los
cuales fueron fundados este país: “unidad, dignidad y trabajo” y la Iglesia,
dijo el Papa, da testimonio del compromiso por estos valores desde el inicio de
la evangelización en el corazón de África.
Posteriormente, el Obispo de
Roma visitó el Campo de prófugos de “San Salvador” de Bangui, uno de
los 5 campos más grandes de la capital Centroafricana. Desde el inicio de los
últimos conflictos, hace tres años atrás, la violencia ha producido al menos 75
mil refugiados que han tenido que escapar de sus casas y sus tierras en
búsqueda de seguridad. En Bangui, como en otras ciudades Africanas, los campos prófugos
son numerosos, muchos de ellos son instalados en parroquias y otros centros
cristianos. La mayoría de los campos están conformados por tiendas y carpas de
plástico de 80 metros cuadrados, en los cuales familias enteras
encuentran un lugar para dormir y alimentarse, un lugar para vivir.
“Amor, perdón, verdad, paz, justicia…
¡bienvenido!”, con estas palabras escritas en pedazos de tejidos de color
blanco números niños dieron la bienvenida al Papa Francisco al ingreso del
Campo de prófugos de “San Salvador” de Bangui. El “ulular” de los jóvenes,
madres de familia y de centenares de prófugos anunciaron la llegada del
Pontífice, quien saludó a los que se encontraban a lo largo de la calle hasta
llegar al centro del Campo. Una danza típica africana, llena de color con
vestidos tradicionales y al ritmo de tambores fueron el marco para que el
Sucesor de Pedro pudiera dirigirles algunas palabras de esperanza. “La paz
pasa por el perdón, la amistad y el amor entre todos”, fueron las primeras
palabras que dijo el Papa a los prófugos, haciéndoles notar que había leído las
diferentes palabras escritas en los carteles de los niños. “Les deseo la paz y
si todos no hacemos lo que nos corresponde, no podremos lograr esta paz”, fue
la invitación del Pontífice a los presentes, recordando que “la paz es posible
porque todos somos hermanos y por ello, les deseo a todos ustedes la paz”.
Finalmente, el Papa invocó la paz sobre ellos y se despidió
pidiéndoles que rezaran por él.(Desde Bangui, Renato Martinez – Radio Vaticano)
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